La caricatura personal en relación con el humor gráfico y el sentido del humorClasificaciones, interrelaciones y diferencias

  1. POVEDANO MARRUGAT, ANTONIO
Dirixida por:
  1. Ignacio Cortés Martínez Director

Universidade de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 17 de xaneiro de 2014

Tribunal:
  1. José Manuel Sánchez Ron Presidente/a
  2. Juan José Gómez de la Torre Secretario/a
  3. Jaime Gil Arévalo Vogal
  4. Celso Jesús Almuiña Fernández Vogal
  5. Agustín Martín Francés Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 359526 DIALNET

Resumo

INTRODUCCIÓN. - Cuando empecé mis indagaciones sobre la caricatura personal y el humor gráfico, apenas encontraba material, sobre todo en castellano, para basar mi estudio. Mi interés por esta investigación reside, y residía, en mi labor como caricaturista. Había iniciado mi tarea a principios de los años ochenta en un diario cordobés, ya desaparecido, realizando caricaturas que se publicaban de lunes a viernes, si bien iba dibujándolas con antelación. Desde finales de esa década y principios de los noventa, colaboré con el periódico local de toda la vida durante cinco años. Mi expresión era autodidacta, aunque huía de las caricaturas de lance y feria e iba depurando mi estilo. Fue en esa época cuando inicié mis cursos de doctorado pensando en realizar una tesis sobre la caricatura personal y el humor gráfico, espoleado quizás por quienes me empujaban a dibujar viñetas y cómics, en una especie de ceremonia de la confusión. Y también sucedió entonces que empezaron a llegarme estudios y catálogos sobre el genial Bagaría y el polifacético Castelao, además de empezar una casual búsqueda, cada vez más fructífera, de libros sobre el humor gráfico y la caricatura. Resultó esencial para mí la asistencia en 1991 a un curso de verano en El Escorial sobre el humor en serio pues, además de conocer a dibujantes españoles importantes, pude tomar nota de otras fuentes. Paulatinamente la búsqueda fue más enriquecedora y me posibilitó disponer de más medios teóricos y gráficos. Y considero fundamental para mi obra y para esta tesis (gracias a un premio de caricatura personal), el descubrimiento de Paco Martínez y la escuela canaria de caricaturistas, que me abrió nuevas expectativas. ARGUMENTO Y DESARROLLO TEÓRICO.- Primeramente he diferenciado y definido la caricatura personal como un fenómeno autónomo, que no depende del humor gráfico en general, ni es una variante del mismo, despejando así las posibles confusiones al citarlos. Y teniendo presente que la caricatura personal debe distinguirse de la denominada caricatura social, que trata de la descripción de tipos populares sin identificar. Seguidamente he indagado varios ensayos sobre el sentido del humor, en especial aplicado a la caricatura personal y al humor gráfico. También he constatado diversos niveles, tanto en diversos ambientes sociales, como en diferentes ámbitos nacionales e internacionales. He cotejado así mismo varias teorías acerca del sentido del humor, llegando incluso a la difusa frontera con el ingenio, que es un allegado cercano. He analizado la teoría, muy francesa, de Bergson sobre lo mecánico en lo viviente; así como el análisis de Koestler de cambio de carril de dos contextos asociativos, que guarden alguna mínima conexión, o su constatación de que uno de los niveles más básicos del humor son los juegos de palabras. Y he reflejado doctas opiniones acerca del humor, para asentar su concepción más exacta. Por otro lado, he considerado de utilidad buscar equivalentes literarios y plásticos donde el humor se manifiesta de una manera evidente. Esto me ha llevado a poner de manifiesto algunos ejemplos como la greguería de Gómez de la Serna, el Quijote, o la satírica granja de Orwell, en literatura; el paralelismo entre pintores impresionistas y caricaturistas, o humoristas gráficos, o las curiosas plasmaciones visuales del arte conceptual y las variantes de fenómenos asimilados al entorno de éste, o similares y derivados en algún sentido, en la práctica artística tomada con suficiente amplitud. Tras estos planteamientos, me he centrado en el objetivo prioritario, el que me movió a iniciar este estudio: las clasificaciones. En mi opinión personal previa y tras de examinar algunos valiosos intentos de otros autores, me percaté desde un principio que la caricatura y el humor gráfico no se podían encasillar en una clasificación, pues había componentes dispares. Por eso he propuesto tres clasificaciones en paralelo: técnica, formal y humorística. Ésta es, acaso, la mayor innovación de esta tesis. Dichas clasificaciones en paralelo han evidenciado varios aspectos. Entre ellos, la utilización de la caricatura ¿simplificada por lo general¿ en el humor gráfico para personalizar el mensaje, crítico y/o cómico. La catalogación de la caricatura colectiva como una acumulación ordenada de caricaturas personales. La presentación de la caricatura personal de vanguardia, en sus diversas variantes, como una búsqueda de nuevos caminos, con influencias muchas veces de la pintura, la escultura, o las artes plásticas, en progresión evolutiva durante el siglo XX sobre todo. El planteamiento de diversos estilos, en la caricatura personal y el humor gráfico, que van desde el geometrismo, o la simplicidad expresiva, hasta el conceptualismo de las ideas humorísticas, o el expresionismo más rabioso, pasando por la ilustración exquisita, o la publicidad. El descubrimiento y diferenciación del chiste mellizo con respecto a la tira cómica. La inclusión de los dibujos y muñecos animados, discerniendo entre las variantes de una y otra faceta. Y, dentro de esto, la humanización de dibujos animados de animales, como un proceso inverso al zoomorfismo de algunas caricaturas personales. La presentación de los medios informáticos que vienen a emular, en principio, las técnicas tradicionales, además de que dan cabida a nuevas posibilidades, tanto en la caricatura, como en el humor gráfico, o en los dibujos animados, aunque también existe la posibilidad de la técnica mixta entre el método tradicional y el tratamiento informático. Y, por ende, las distintas gradaciones humorísticas de la caricatura personal y el humor gráfico, dando así cumplida concreción al sentido del humor aplicado a dichas facetas. Las citadas clasificaciones se presentan con varios ejemplos, tanto nacionales como internacionales, que tienen como función demostrar gráficamente lo que se desea aclarar diferenciándolo de otras variantes. Pero también sucede que entre las diversas clasificaciones hay algunas conexiones, como es lógico, que no desmerecen las distinciones, sino que muestran lo confuso que sería estancarse en una única clasificación, pues no tienen una relación directa, sino que pueden ser plurales, o diversas, y a veces más bien plantean una trama que resulta más bien casi inextricable, o intrincada. Estos tres tipos de clasificaciones tienen como finalidad no solamente clarificar el panorama de las distintas opciones y enfoques. También sirven para proponer un sistema de análisis y crítica de la caricatura personal y el humor gráfico que permita discernir varios matices importantes en ambas facetas. Dicho esto, me centro en repasar y analizar las interrelaciones entre la caricatura personal y el humor gráfico. Es un paso que, entiendo, debía hacer para cotejar lo clasificado y dejar patente que hay puntos de contacto, al mismo tiempo que se aclara hasta dónde llegaba la frontera en dichas relaciones. Bien es sabido que hay dibujantes que realizan caricaturas personales y humor gráfico, con o sin caricaturas simplificadas. Igualmente existen dibujantes que incluyen casi siempre, o en muchas ocasiones, o esporádicamente, caricaturas simplificadas en sus viñetas, tiras o tebeos. Por eso es importante diferenciar todos estos posibles planteamientos. De ahí el estudio de estas interrelaciones. Y por supuesto hay humoristas gráficos que nunca, o apenas en escasas ocasiones, incluyen caricaturas simplificadas en sus obras. Por ese motivo me he detenido a pormenorizar las interrelaciones con los diversos formatos del humor gráfico, bajo el enfoque de la utilización de la caricatura en viñeta, chiste mellizo, tira cómica, historieta, dibujos y muñecos animados. Tras esto era inevitable establecer las diferencias, que se constataban en las clasificaciones, para poner cada faceta en su sitio y no dejar lugar a dudas de que son dos manifestaciones gráficas que manejan las gradaciones del humor con sus propios instrumentos, ya sean técnicos o formales, utilizando las estilizaciones que les son más afines. En este proceso resalta de nuevo que la caricatura personal tiene algunos lazos con algunas estilizaciones plásticas, empezando por el retrato, sobre todo el psicológico, y siguiendo por cualquier influencia que haya servido a la caricatura para evolucionar en su estilización más vanguardista. Pero me he detenido concretamente en los pintores y escultores que realizaron caricaturas, o sentaron las bases para su realización: Leonardo, Durero, Carracci, Ghezzi, Watteau, Bernini, o Patch. Así mismo repasé casos de cambio de vocaciones, en sendas direcciones, como las de Monet y Bagaría. Y, por otro lado, también el humor gráfico puede tener algún nexo con las estilizaciones plásticas, como el expresionismo, o la pintura de cariz geométrico, aunque lo más evidente suele ser que utiliza con frecuencia lugares comunes artísticos, o culturales, para otorgarles una interpretación humorística. Temas recurrentes en el humor gráfico son, por ejemplo: Adán y Eva, el Arca de Noé y otros temas bíblicos, el Discóbolo, la Mona Lisa, el Pensador, el Grito, el Arte Abstracto, así como otras obras famosas de la pintura, la escultura, o la arquitectura. No obstante y entrando más a fondo en las estilizaciones plásticas que guarden relación con el campo del humor, observo que en las bases de lo que ahora se denominan artes visuales, y me refiero a las que provienen más directamente de las manifestaciones artísticas de la plástica, se instrumentaliza el humor como un método de comunicación para unas obras que pretenden una trascendencia cuasi metafísica, o de muy alto contenido teórico. Es un curioso fenómeno que parece introducirse en el campo del humor gráfico, después de haber planteado sustituir a la religión y la filosofía a principios del siglo XX. Lo curioso del caso es que el humor reside en el público, que menosprecia unas obras que mueven a la infravaloración y/o a la risa por su, digamos, presentación. Téngase en cuenta que, pese a que admito y reconozco con sinceridad algunas obras de dichas artes visuales, me debo centrar en el enfoque desde el campo del humor gráfico y no desde la concienzuda crítica, o con la entusiasta promoción que hacen las galerías de estos experimentos a veces asombrosos. El gran maestro de ceremonias de este camino autodestructivo del arte, antes denominado plástico, fue Duchamp, que marcó las pautas de lo que más tarde fue diversificándose en distintas tendencias, variantes y denominaciones. Este arte altamente burgués, por decirlo de alguna manera, incita a sus creadores a la novedad por sí misma, lo que en opinión de algunos teóricos consultados no es un valor en sí. Duchamp jugó con el humor como un instrumento para llegar al público y hacer más asimilable el mensaje de sus obras. Y esto se ha extendido a toda una corriente de creadores que justifican teóricamente con profundidad sus obras y que siguen ese juego de equívocos con el humor, que termina por devaluar sus obras. Parece casi con seguridad el cuento del rey desnudo. Al humor gráfico esto no le afecta, pues su proceso es inverso, ya que parte del humor como lenguaje para lanzar sus mensajes de crítica, o de cierta trascendencia, y no engaña a nadie. Sin embargo, el humor gráfico no se queda solo en los tópicos culturales, sino que dentro de la vertiente más intelectual, e internacional también, avanza conceptualmente en su búsqueda de ideas nuevas con sus plasmaciones que nos regalan sonrisas y a la vez nos hacen reflexionar, cada vez con más énfasis, en muchos temas preocupantes de nuestro mundo. Es como si se tratase del mundo al revés, pues el humor gráfico más innovador podría cumplir las funciones de las citadas artes visuales, aunque varíen en su desarrollo, formato y espectacularidad. Por eso me he visto en la obligación de reflejar aquí las paradojas que nos inducen a pensar que ese humor gráfico habría que tomarlo, aparte del consustancial humor, con algo más de profundidad. Después de todo esto, he compactado en las conclusiones los aspectos más destacados de esta tesis, que aquí se han mencionado de pasada, si bien allí con mayor detenimiento y sosiego. De todas formas creo que ha quedado claro que la caricatura personal y el humor gráfico son fenómenos independientes, aunque mantienen algunas colaboraciones inevitables, pero con la aportación de un tipo de caricatura más simplificada, dado que la caricatura personal, con mayúsculas, ha de mantenerse, por sus características inherentes, en un nivel especial y definido. Al final de dichas conclusiones, he planteado que este estudio puede servir tanto para establecer unos parámetros nítidos para el análisis y la crítica de la caricatura personal y el humor gráfico, como para diferenciar claramente ambos campos de expresión gráfica humorística, y para contemplar la posibilidad de que sirva de base sólida y punto de partida para su inclusión, en dos asignaturas bien diferenciadas, dentro de los planes de estudio de las Facultades de Bellas Artes. CONCLUSIONES. - Tras el largo y tortuoso camino emprendido para desentrañar las similitudes y las diferencias entre caricatura personal y dibujo humorístico, fijamos aquí por fin los aspectos más destacados que colegimos de los parentescos y los desencuentros entre ambas facetas artísticas y humorísticas a la vez, y sus conexiones con el contexto plástico, teniendo presente que este estudio se realiza con un escenario de panorama internacional, aunque partiendo de lo que nos es más cercano; es decir, tomando como base la casuística de nuestra piel de toro, pero sin que nos condicione en exceso, ni nos desvíe de nuestro amplio objetivo, que abarca desde lo cercano en el tiempo como los aspectos históricos y los orígenes: * En primer lugar, tras consultar varios diccionarios y para evitar confusiones entre la caricatura y el humor gráfico, hemos querido dar una definición perentoria y completa de la caricatura personal, para así distinguirla del humor gráfico, ya que las definiciones revisadas de la misma no daban una idea bien definida, o se prestaban a ciertas ambigüedades. * Aunque podría afirmarse acaso que existen precedentes formales y aparentes de la caricatura y del humor gráfico, estimamos que no son demasiado fiables por desconocerse en general su finalidad verdadera. Por esta causa hemos situado el comienzo seguro de nuestra investigación a partir del Renacimiento, al menos para la caricatura personal, si bien alguna vez hayamos citado alguno de esos precedentes de la Antigüedad clásica, de los que no hay pruebas gráficas o palpables fehacientes, aunque sí datos y documentos escritos. * La caricatura personal y el dibujo humorístico son, en principio, fenómenos estéticos diferenciados. Lo son porque tienen cunas diferentes, es decir, parten de manos distintas y con fines dispares. La primera surge de la deformación de la fisonomía humana a cargo de artistas reconocidos que buscan abarcar las variantes extrañas de los rostros a exagerar. La segunda parte directamente de la exacerbada crítica política y/o social a través de dibujantes más populares que buscan el refrendo rápido de la calle. * Tanto la una como el otro van buscando, y encontrando inevitablemente en su desarrollo, el sentido del humor para darle una consistencia justificable a su mensaje. La caricatura, para no caer en el horror de retratos de monstruos, o seres deformes de por sí, al tiempo de que no pareciesen gárgolas infernales. El humor gráfico, tomándose su tiempo en el decurso histórico, para endulzar algo sus ataques y hacerlos más digeribles y efectivos, huyendo de las danzas de la muerte medievales, que parecían carecer de sentido del humor, pues estos dibujos, o grabados, buscaban moralizar y apaciguar al pueblo mostrando a los poderosos en la senda mortal, al mismo nivel que el vulgo, incidiendo en que la muerte iguala a todos los seres mortales. * El camino hacia el sentido del humor tiene sus altibajos cuando se va extendiendo la prensa como formato ¿tras las hojas sueltas primitivas¿, pues la caricatura personal adquiere caracteres agresivos en diversas épocas pasadas, si bien en paralelo se publican amables retratos exagerados como caricaturas. Mientras que el dibujo humorístico se muestra feroz para hacer frente a las dolorosas y sangrientas circunstancias sociales y políticas, partiendo de los encarnizados ataques entre el Papado y los seguidores de la Reforma de Lutero, las guerras en Europa y, más adelante, hasta llegar al convulso siglo XIX y desembocar en la primera parte del siglo XX, con las dos guerras mundiales, por ejemplo. * Sucede en especial durante esta época que el dibujo humorístico necesita personalizar sus ataques y se produce una especie de simbiosis entre éste y la caricatura, que trivializa su parte estética para entrar en la escena de la viñeta. Esto ha hecho creer erróneamente a algunos que la caricatura sea una variante del humor gráfico. Los planteamientos, las disquisiciones bien entendidas, y las clasificaciones que conforman este estudio vienen a demostrar lo contrario. Es decir, que la caricatura personal, simplificada y adaptada a las exigencias del guion humorístico del chiste, en ocasiones ha sido utilizada en el dibujo humorístico, perdiendo casi siempre en esta aventura su verdadera categoría formal y su auténtica estilización. * Esta peculiar simbiosis ha sido, por otra parte, intermitente y se ha mantenido hasta nuestros días, sin que la caricatura personal haya dejado de seguir su propio camino de evolución formal ¿aparte del humor gráfico¿ acercándose a diversos movimientos plásticos e incluso dejándose influir por ellos, perdiendo en el proceso algunas dosis de sentido del humor, en ciertos casos de avanzada transformación del personaje. * Por tanto, la caricatura personal auténtica debe mantener el equilibrio entre su ágil contribución al humor gráfico, que la hace más desenfadada y hasta dinámica, y su parentesco con el retrato, entendido como plasmación psicológica, así como de su vocación artística por la evolución vanguardista del arte plástico, que la aleja, en muchas ocasiones, de su peculiar reconocimiento humorístico. * Hemos revisado los mecanismos fundamentales del sentido del humor, tanto en general como, en especial, enfocados sobre todo a su aplicación práctica directa en la caricatura personal y el dibujo humorístico. La deformación grotesca, en principio, y la deformación estilizada o estilización humorística y artística a la vez, algo después, son los mecanismos de humor básicos con los que cuenta la caricatura personal. El contraste, la inversión, la diferencia individual ante la colectividad, la exageración y la acumulación repentina, la síntesis en la narración y el incremento paulatino, entre otros, junto a la deformación en general ¿a veces con ciertas dosis de estilización¿, son los elementos del sentido del humor con los que juega el dibujo humorístico. Pero ambos se valen casi siempre de la sorpresa y el ingenio para impactar de manera efectiva con su mensaje gráfico. * Tampoco olvidamos que el humor gráfico tiene el componente irregular del humor verbal escrito. Por eso acudimos al interesante ensayo sobre ¿Humor e ingenio¿ (o `Humor y gracia¿, de Koestler), que analiza los mecanismos del humor, tanto fisiológicos como psicológicos, las categorías humorísticas del humor escrito y el funcionamiento del fenómeno humorístico, contrastando teorías como la mecanicista de Bergson ¿al menos para el autor de este estudio¿ y otras, como la opinión condensada de diversos autores, o los planteamientos de José Antonio Marina sobre el ingenio. Esto es distintivo en su aplicación al dibujo humorístico y, por extensión, a la caricatura adaptada a una viñeta, chiste o tira cómica, con o sin texto. * Es importante aclarar que la sorpresa y el ingenio son estrategias que utiliza el humor gráfico para vehicular sus mensajes, pero que ninguno de los mecanismos son exclusivos del humor gráfico, pues la sorpresa puede acarrear disgustos y sobresaltos desagradables y, por su parte, el ingenio es una especie de pellizco de la inteligencia dirigida a otras que puede abarcar muchos campos, incluida la ingeniería, como el hallazgo de soluciones inesperadas que simplifican un proceso industrial. * Se han eludido adrede los sesudos e interminables tratados sobre la teoría del humor, porque conducían ineludiblemente a desinflar el encanto del humor en sí, que debe entenderse en su ámbito y con los receptores adecuados, y a sembrar la confusión entre el humor y cualquier materia pretendidamente seria, incluso la filosofía. Sirva como ejemplo la ironía, que es más aplicable, aunque no en exclusiva, al humor verbal y escrito, y que tiene la posibilidad de varias gradaciones, según el ambiente y la inteligencia de los interlocutores. * Un enfoque apuntado del humor en general es el de las diferenciaciones nacionales, o particulares de cada idiosincrasia. Es innegable que no es exactamente lo mismo lo que le hace reír a un francés, que a un británico, o a un español, sin ir más lejos, aunque hay zonas de entendimiento comunes. Esto en realidad es más patente cuando se trata de humor escrito, por lo que podría tener importancia en el dibujo humorístico con texto, aunque es un hecho marginal porque son muy escasas las ocasiones en las que es traducido, y si lo es, pierde el sentido por los giros y frases hechas de cada lengua y/o estado. Pero es capaz de convertirse en un problema cuando se topa con colectivos, dentro o no de un mismo estado, que tienen más que ver con los trogloditas ¿léase en clave agresiva, por ejemplo¿ que con el mundo aparentemente civilizado. Esto se ha convertido recientemente en un problema extrapolable a la caricatura, en parte, gracias a los dibujantes daneses con respecto al mundo musulmán. Pero en el humor internacional, o la caricatura universalizada, sin suspicacias ni alusiones directas, al no permitirse el texto no hay diferencias relevantes, salvo a la hora de observar los galardones, que nos pueden dejar atónitos e impasibles ante obras que priman lo absurdo, lo ingenioso en sí, o lo inesperado, sin más en ninguno de los casos, sobre el sentido humorístico más auténtico. * Es preciso advertir que el sentido del humor, con sus diversas gradaciones (ataque sangriento o cruel, ironía de diversos calibres, sarcasmo, burla despiadada, jugueteo entre bromas y veras, ingeniosas coincidencias, interconexiones paradójicas, interesantes analogías, juegos de palabras, hallazgos felices, confusiones inesperadas, etc.) aplicadas al humor gráfico ¿y a la caricatura adaptada al chiste, más que a la caricatura personal¿, tiene dos partes esenciales, como en todo mensaje: el de cada autor y el de los espectadores, en plural. Sucede que una misma viñeta sea premiada en un certamen y pase desapercibida en otro; pero también puede pasar que esa viñeta resulte genial para alguien y no tenga chispa para otras personas de su entorno. Por esto mismo, y pese a reconocer unas bases de sentido del humor común en determinados niveles, nacionalidades, o incluso en plan internacional, reconocemos que existe una parte individual en la comprensión de los receptores del mensaje. Entonces se dice que tales o cuales personas no han entendido el chiste, o simplemente no les ha hecho gracia, o acaso no están de humor ese día. Pero esto son casos extremos, pues es mucho más frecuente, y hasta habitual, que un chiste o viñeta de ámbito general provoque la risa, o la sonrisa, generalizada. * Otro punto de vista, relacionado con el problema de la incomprensión del fanatismo, es el de la intransigencia de los poderes públicos, o de los poderosos, ante la caricatura y el dibujo humorístico. Puede denominarse, según los casos y las épocas: exilio, persecución, condena, censura, secuestro de ejemplares, multa, o censura previa, entre otras circunstancias. Como era posible prever, nos hemos centrado más en el suelo patrio y, en especial, en la época previa a la guerra civil, en la del franquismo y en la transición posterior ¿sin olvidar el convulso siglo XIX¿, que obligó a muchos humoristas gráficos a ingeniárselas para sortear las cortapisas de la censura, aunque a veces la censura ¿rizando el rizo¿ daba sorpresas imaginando mensajes que no estaban en la intención del dibujante, pero que el lector podría interpretar como críticas feroces. Por su parte, los caricaturistas no podían permitirse el lujo de caricaturizar a los personajes que ostentaban los poderes fácticos de esas épocas o, como mucho, realizar una caricatura bastante amable, sin aristas ni críticas, de los personajes que les eran permitidos. Sin embargo, han sucedido casos posteriores que demuestran que siempre hay poderosos que no consienten, con recursos más refinados, verse caricaturizados. * No hemos seguido en sentido estricto la clasificación por colores, tan al uso, del humor hablado, o relatado; pero siempre hay alguna coincidencia, como en el humor negro. O acaso, también se podría decir que el humor blanco es parecido al humor absurdo, o surrealista, aunque solo sea en parte y dependiendo de los casos concretos. Más bien el humor blanco sería asimilable al humor dirigido al lector infantil, pese a que también podría estar asociado el humor marrón, o escatológico. El humor verde también tendría su equivalencia en el humor erótico, o pornográfico, aunque a veces aparece mezclado con lo escatológico, o acaso emético, marginal, radical y rebelde de publicaciones adalides de la provocación contra todos los paños calientes del humor al uso. * De todas formas, aceptamos que, al igual que hemos dicho de la ironía, tanto fuera como dentro de un mismo tipo de humor, e incluso dentro de un mismo contexto lingüístico o nacional, existen posibilidades de variadas gradaciones humorísticas. Esto no es ni tan simple, ni tan complejo, como pudiera parecer. Sencillamente refleja la riqueza de los mecanismos humorísticos, al tiempo que nos da idea de las limitaciones de los receptores, sean voluntarias o de rango social. Como plausible ejemplo diremos que un juego de palabras puede tener éxito en un ambiente social y fracasar en otro, ya sea por desprecio, fuera de lugar, o por falta de entendimiento como algo humorístico. Y aunque no es objeto de nuestro estudio la gradación general del sentido del humor, salvo en su evidente y especial aplicación a la caricatura y al humor gráfico, queremos insistir aquí en que lo humorístico puede ir desde la más sublime ironía ¿difícil de detectar porque suena a verdad pura¿, o desde el desprecio más grotesco desde una posición de superioridad, hasta un falso halago, o un simple e ingenuo lapsus linguae, o un juego de palabras casual y sin intención alguna, pasando por el sarcasmo, la burla despiadada, o disimulada, o el zigzagueo de un sí es¿no es. * Todo lo anterior nos llevó a emprender las tareas de clasificación de los dos fenómenos estéticos y humorísticos, que por su complejidad analítica no podían ser encorsetados en una sola categoría, sobre todo bajo planteamientos conceptuales propios y tras indagar intentos clasificatorios anteriores. Por esa razón establecimos tres categorías fundamentales: técnica, formal y humorística. La primera, por su relación con las técnicas plásticas, ciñéndonos al dibujo con sus variantes más directas, para mostrar las diferencias y similitudes entre uno y otro fenómeno. La segunda, para describir y testimoniar las diversas presentaciones y formatos, evidenciando así mismo la disparidad entre caricatura y humor gráfico. Y la tercera, para estudiar las diferentes gradaciones del sentido del humor aplicado en cada faceta, según su intensidad, o gradaciones, y/o el público a quien se dirige el dibujo, ya sea caricatura o humor gráfico. * Uno de los aspectos claves de este trabajo de investigación es precisamente esa triple clasificación, en paralelo, de la caricatura personal y el dibujo humorístico. Desde el principio estimamos que era fundamental, tanto para estudiar los dos fenómenos, separarlos en su pureza o descubrir las simbiosis oportunas, como para aportar nuestro granito de arena a futuras investigaciones en este campo y propiciar un enriquecido sistema de análisis para manejo de los críticos, en el buen sentido, si hubiese lugar y ocasión. Por supuesto que nos damos cuenta de que sería posible establecer más clasificaciones, pero estimamos que estas tres son esenciales y primordiales, al mismo tiempo que forzar el abanico de posibilidades, más o menos aparentes, sería no solamente excesivo, sino que complicaría y embrollaría peyorativamente la claridad en su estudio comparativo y en su análisis crítico, entendiendo éste último siempre en positivo. * Las clasificaciones, que a veces coinciden con intentos anteriores citados, nos han llevado a descubrir algunas novedades, que presentamos aquí realzando las que nos parecen más significativas. Una de ellas es la distinción entre la tira cómica, como tal, y la innovación del descubrimiento diferencial del chiste mellizo. Éste se distingue de la otra en que su función es el desdoblamiento de la idea humorística ¿un antes y un después; o unos hechos análogos, simultáneos y contrastados¿, sin que apenas exista diégesis gráfica, si se permite la expresión. Es decir, se muestran en principio dos partes de la misma acción, que está repartida entre ambas viñetas, en lugar del desarrollo de una acción o un relato discursivo en fases consecutivas, que fue la que dio paso a la historieta de página y a los libros de historietas. A esto añadimos que se dan casos en que son más de dos viñetas las que nos presentan hechos o personajes comparados ¿con la aportación de caricaturas adaptadas¿ por lo que nos reafirmamos en la distinción entre este tipo de chiste y la tira, aunque no deseamos entrar en la denominación de chiste trillizo, cuatrillizo, etc. Solo insistimos en que la diferencia está en la intención un antes¿un después, o la comparativa, frente a la discursiva de la tira. * Otra aportación, en este caso obvia y necesaria, es la incorporación de los medios informáticos como herramientas, tanto del dibujo humorístico como de la caricatura personal. El avance de las aplicaciones gráficas de calidad ¿patentes de hace tiempo en otros medios, como el cine¿ ha revolucionado el armazón técnico establecido y parecía poner en peligro las categorías tradicionales. Pero afortunadamente no es así, porque no solo hay un gran acervo gráfico que respetar, con sus variantes, sino que los medios informáticos también permiten mezclas con los sistemas tradicionales, aunque por su cuenta pueden ofrecer un abanico de posibilidades que pueden emular las ancestrales. Por lo tanto sirven las diferenciaciones anteriores, matizándolas en parte por los medios o instrumentos gráficos usados, además de que se incorporan las novedades propias de tales medios. * También tenemos en cuenta que la variedad técnica del humor gráfico, donde prima la idea sobre el resultado estético, puede acercarlo tanto al dibujo infantil, o ingenuo, como a la ilustración gráfica más elaborada, o al cartel publicitario. El estilo y las tendencias personales de cada dibujante marcan las diferencias. No es comparable un chiste de Mingote, magistral como siempre en la forma, que roza lo picassiano en la facilidad del trazo suelto, con la oficina siniestra de Pablo, de personajes y objetos amarrados por el trazo corto y tímido, con la simplicidad de los individuos de Summers, con el expresionismo de los dibujos de Chumy, o con el geometrismo de Tono. O bien, en el plano internacional, el expresionismo de Ralph Steadman, comparado con los ilustradores del Playboy, o el dibujo poético de Raymond Peynet, la crudeza de Robert Crumb, o Gilbert Shelton, o bien la magistral simplicidad y sublime intelectualidad del gran Saul Steinberg. * Por su parte, la caricatura personal raramente se puede permitir el lujo de apartarse de la técnica depurada, en diversos sentidos. Por lo pronto debe huir del retrato artístico y de las maneras convencionales que se pueden ver por las calles de las ciudades turísticas, si se quiere identificar como auténtica. Puede llegar a la ilustración gráfica, a la simplicidad de pocos trazos, a la casi abstracción geométrica, al cubismo o al expresionismo, pero siempre con una categoría técnica y formal fácilmente distinguible. Solo cuando es utilizada en el humor gráfico, para personalizar su mensaje, se adapta a la apariencia que se requiere, ya sea con apariencia de muñecos, o como una simplificación reconocible a la manera de retratos exagerados o de sintetización de rasgos. * En el caso de la caricatura colectiva ¿que clasificamos como una acumulación de caricaturas personales¿ también se puede ver con frecuencia una simplificación, impulsada por la tarea extra de caricaturizar a muchos personajes juntos, y con el mismo rasero de deformación estilizada, pero no llega al ingenuismo ni al infantilismo por lo general, o sea, salvo que sea algo buscado e intencionado y no debido a la complejidad del trabajo especial. * La subordinación al efecto humorístico no debe influir en la técnica hasta el punto de devaluarla, sino que cada dibujante humorístico, o caricaturista, busca dicho efecto dentro de su estilo, que, como en el arte plástico, es un valor diferencial que cada autor debe lograr. * A veces puede suceder que una idea humorística condicione, en la práctica, la forma y la técnica en que se visualiza el chiste. Como ejemplo serviría que un dibujante introduzca un collage cuando no está dentro de su línea estilística habitual. Pero, por lo general, el humorista gráfico adapta la idea a su forma de hacer y únicamente se aleja de esa tendencia personal cuando no hay otra alternativa plausible. * En la caricatura personal es posible que, para reflejar mejor el mundo de la víctima, se fuerce el estilo de alguna manera, sin abandonar los fundamentos personales. Es decir, que el caricaturista adapta en parte su estilo, perfectamente reconocible, para amoldarse al mundillo que quiere reflejar del personaje. Un ejemplo podría ser la caricatura de un artista plástico, en la que se entremezclan formas y referencias gráficas de esa víctima, en particular, para abarcar mejor su personalidad artística. * Un aspecto que puede escaparse a los análisis clásicos, y a las clasificaciones convencionales, sería la capacidad de abstracción de la caricatura personal y del humor gráfico. La caricatura tiene la posibilidad de abstraerse formalmente hasta los límites que marcaría el reconocimiento básico del personaje. Por su parte, el humor gráfico posee más amarras con los visos de realismo ¿sin despreciar los estilos personales más avanzados y estéticos¿ que le atan referencialmente al tema, pero tiene un poder de abstracción en la idea humorística, que a veces se hace incomprensible a gran parte del público por ser tan surrealista, o absurda, o intelectual, o sutil, que mueve más a la contemplación interesada en el porqué y/o a la reflexión, sin más, desde nuestro punto de vista. * Acaso sea conveniente recalcar un matiz referente a la abstracción de la caricatura personal, incluso hablando de un mismo autor, y es que la transformación de cada personaje está limitada tanto por las posibilidades ¿formales, humorísticas y psicológicas¿ del mismo, como por el grado de conocimiento que tenga el público de tal personaje. O sea, no puede tener, en un nivel general, las mismas posibilidades de abstracción un famoso, o un político de primera línea, que el tendero de la esquina, o un político de la última fila del Parlamento, aunque su rostro se preste a esas posibilidades de abstracción. * En cuanto a la clasificación formal, la caricatura puede mostrar un encuadre del personaje que se preste mejor a su intención, si bien hay que tener en cuenta que algunos enfoques se prestan más que otros a una deformación más generosa, por decirlo de alguna manera, o a una transformación casi abstracta más atrevida, si bien entran en juego las características de cada personaje. Por su parte, el humor gráfico puede variar su forma, preferentemente, dependiendo de si es visual, o sea sin palabras, con un breve texto, con un diálogo prolongado, o si, dependiendo de la expresión de la idea humorística, requiere más de una viñeta. El encuadre de los personajes en la viñeta, o las viñetas, sin dejar de ser importante para la expresión del chiste, es algo secundario para nuestro estudio clasificatorio. Importa más aquí la forma en que se presenta el chiste ¿ya sea viñeta, chiste mellizo, tira, o historieta¿, que si los figurantes aparecen de cuerpo entero, de medio cuerpo, de busto, o solamente con sus cabezas, porque la acción, el guion, el contexto gráfico, o el concepto que quiere imprimir el humorista gráfico demandan esa variedad en multitud de ocasiones. Ésta es una diferencia, muy a tener en cuenta, entre la caricatura personal y el dibujo humorístico. * En lo que respecta a la clasificación humorística, tanto la caricatura personal como el dibujo humorístico tienen sus recursos, o sus armas, según se quiera entender. La caricatura utiliza la deformación ¿según el estilo de cada caricaturista¿ como una estilización formal de intención elegante y cómica, o agresiva en cierto modo, a la vez, provocando una sensación cómica, hilarante, o sarcástica con relación a la víctima de la caricatura. El dibujo humorístico, por su parte, suele usar en general la deformación ¿cómica, agresiva, infantil, geométrica o expresionista, entre otras¿ para definir, por un lado, el estilo del dibujante y, por otro, para provocar la risa, o la sonrisa, desligándose casi siempre de personajes reales ¿salvo la incorporación de caricaturas simplificadas¿ y creando un mundillo de personajes ficticios, lo que le permite universalizar más su mensaje, aunque también tope con las fronteras del lenguaje o de la idiosincrasia del humor de otros países, o las cortapisas citadas de censuras y demás. En cambio la caricatura precisa, para extender su mensaje a lo internacional, del reconocimiento y de la acogida del personaje caricaturizado. * Para entender mejor la diferencia entre deformación estilizada y deformación en general, que hemos adjudicado respectivamente a la caricatura personal y al humor gráfico, diremos que la caricatura requiere generalmente un trazo decidido y nítido al deformar, que conlleva una elegancia formal, que la distingue y la condiciona, sin perder el parecido humano aunque se trate de una metamorfosis, de una geometrización, o de una cuasi abstracción; mientras que el humor gráfico puede llegar desde el trazo más ingenuo y torpe hasta el dibujo de ilustración más depurado, pasando por una gama de estilos dibujísticos muy variada, por lo que no se le puede aplicar el apelativo de estilización, o deformación estilizada, como distintivo, sino de una deformación del natural basada en cada estilo personal. Y, sin embargo, esto no quiere decir que la caricatura personal tenga una estilización unificada y sin rasgos peculiares de cada autor. Todo lo contrario, pues hay diversidad de estilos y de estilizaciones de sus víctimas que solo tienen en común una cierta elegancia en los trazos que definen a cada personaje, sea cual sea su grado de abstracción, o de acercamiento al natural, es decir, al retrato exagerado o, en su caso, al retrato psicológico estilizado. * Este estudio no parecería completo sin incluir en sus clasificaciones las variantes que se sirven de la animación, tanto en el humor gráfico como en la caricatura. Las razones son evidentes, pues las historietas de página y los libros de humor tienen su inevitable prolongación en las series y películas de dibujos animados y, por extensión, en sus variantes tridimensionales audiovisuales; y la caricatura, personal o colectiva, también ha visto sus horizontes ampliados con sus variantes tridimensionales animadas para programas televisivos de crítica política y social. De todas maneras, se han insertado todas estas variantes como apéndices necesarios, si bien con características específicas y peculiares. * Por lo dicho, es importante reseñar aquí las aportaciones incluidas en este estudio de los dibujos y los muñecos animados, siempre y cuando fuesen humorísticos. Ya advertimos de que no nos íbamos a ocupar de fenómenos como el cómic, y similares, que no fuesen, o no contuviesen, temas de humor. Por eso, la animación en el humor gráfico marca una diferenciación relativa en su público, que es especialmente, salvo contadas excepciones que han surgido de un tiempo a esta parte ¿con series como Los Simpson, South Park, Padre de familia, o programas como Los Muppets, por ejemplo¿, infantil, adolescente o juvenil. Esto mereció algunos epígrafes aparte en la clasificación humorística, e incluso en la formal, destacando que su presentación y su gradación humorística se prestaban más a otro tipo de entender el humor, en general. * No obstante, es necesario hacer un inciso para aclarar que series como Los Simpson incorporan en muchos de sus episodios caricaturas muy simplificadas, a la manera de celebridades adaptadas a la forma de los muñecos de la serie, que se encuadran en lo antes citado sobre las caricaturas simplificadas e incorporadas a las viñetas humorísticas. Esto subraya el hecho de que esta serie está enfocada con bastante énfasis también al público adulto, pues dichas celebridades forman parte de la iconografía popular de ciertas edades. * Por su parte, en la caricatura personal con animación se encuentran ejemplos claramente para adultos ¿con programas como Spitting Image, o Los guiñoles¿, aunque agraden también en parte al público más joven, y donde su presentación, encuadrada en la caricatura tridimensional, y su humor, clasificado por su gradación, entre satírica y cómica, ya que no se pueden equiparar en principio con sus correspondientes en el humor gráfico, prevalecen frente a otras consideraciones. * Todo ello nos indica que debíamos tratar sus estructuras de manera diferente. Es decir, los muñecos y dibujos animados surgieron para complacer al público menor ¿aunque después hayan surgido ejemplos destacados que engloben al público en general¿ con un tipo de humor específico; mientras que las caricaturas tridimensionales con animación se crearon para dirigirse fundamentalmente al público adulto, si bien estén abiertas a la contemplación de público de menor edad, pese a que no recojan el mensaje humorístico que pretenden difundir. * Otro aspecto referido a lo tridimensional lo hemos revisado en el fenómeno fallero, que trabaja tanto en la caricatura personal de políticos o famosos conocidos, como en sus deformaciones estilizadas humorísticas, presentes en el desarrollo mismo de todo el monumento efímero de cada falla. Por eso mismo, se aúnan en ellas los aspectos caricaturescos personales y los humorísticos tridimensionales en general. Las fallas son previas a las manifestaciones audiovisuales y tienen un arraigo popular imposible de ignorar, con cierta proyección turística internacional; pero desconocemos si eran conocidas por los autores de las series televisivas y, por tanto, si han influido en la aparición de las mismas. * Aparte de estos apéndices y centrándonos de nuevo en lo esencial, la caricatura personal mantiene desde sus inicios un parentesco con el retrato artístico, pese a su creación como un divertimento del mismo. Su posición como faceta artística está entre el retrato y el humor, pero eso no impide que llegue en ocasiones al retrato psicológico con sentido humorístico, ya que el concepto que se sigue es dejar una impronta fiel de la auténtica personalidad del modelo, sin tapujos y desde un punto de vista más o menos cómico. Esto la ha llevado incluso a seguir en paralelo la evolución de la pintura, o la escultura, ¿en especial del retrato¿ aplicando estos avances a su plasmación gráfica. Téngase en cuenta lo que escribía Koestler sobre la estilización en el retrato y en la caricatura, es decir, el primero estiliza con una empatía positiva, y la segunda estiliza buscando esa malicia negativa. * También está expuesta, como el retrato artístico, a las involuciones que se suceden a lo largo del tiempo. Téngase en cuenta que el decurso de la historia del arte no es siempre lineal, sino que a veces retoma ideas de la antigüedad ¿recuérdese el Neoclasicismo, por ejemplo¿ para darles otro aire y cerrar un ciclo de distinto signo. Además, el retrato artístico de cariz oficial, o en las altas esferas de la sociedad, sigue teniendo grandes ataduras con la manera de hacer que denominamos generalmente como académica. A esto se le une, en la caricatura personal, el afán del reconocimiento del personaje y su factible carnalidad, que la atan con fuerza a lo clásico, por lo menos si quiere alcanzar los laureles del beneplácito general y las risas más espléndidas. * A pesar de lo último, se han ido desgranando, a lo largo y amplio de este estudio, grandes avances en la evolución de la caricatura, ya sea en cuanto a concepto de presentación como a su forma dibujística, o pictórica. Puede hablarse, en un nivel cómico aunque con dibujo clásico casi siempre, del proceso de la metamorfosis, que es un hallazgo formal a la vez que una metáfora gráfica. En un plano similar está el polimorfismo, que nombramos así para abarcar sus variantes, aunque la más conocida sea el zoomorfismo. El polimorfismo lo aplicó Elorza a la variedad de transformaciones que Bagaría hizo de un mismo personaje, pero tiene validez para englobar las diversas posibilidades de transformación de un personaje, que sea reconocible por los receptores. También existe la geometrización estricta, que en sí misma es tanto un rechazo del clasicismo como una serie de influencias pictóricas, ya sea el cubismo, el constructivismo o el neoplasticismo. Por otro lado se considera la inserción del collage, sea bi o tridimensional, que podría tomarse a veces como una derivación técnica y formal de la metamorfosis, o del polimorfismo, si bien tiene características propias que podrían asociarse al movimiento dadá, o a ciertas variantes de la nueva figuración. Y, por ende, tenemos la tendencia abstractiva, que puede abarcar diversos estilos de caricaturas de vanguardia, cuyo mejor referente lo encontramos en el movimiento de los Caricaturistas Personales de Vanguardia, capitaneados por, el más teórico que práctico, Luis Lasa, y su secuela natural, intrínsecamente relacionada, de la Agrupación Canaria de Caricaturistas de Vanguardia, comandada por el tinerfeño Paco Martínez, que dejó huella en sus seguidores y en caricaturistas tan señalados como Vázquez de Sola, aparte de otros. Si bien es de advertir que la vertiente canaria de los seguidores de Paco Martínez tiene mucho que deberle a las obras de Archimboldo. * Muchas de estas variantes avanzadas de la caricatura personal pueden tomarse como metáforas gráficas, si vale la expresión, con su dosis correspondiente de humor. Recordemos, como ejemplo, que la caricatura personal ¿al menos la de transformación certera en pocos trazos¿ la hemos considerado equivalente literario de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, que sugieren imágenes visuales con grandes dosis de humor. Recordemos también que Archimboldo estableció los precedentes ¿que han inspirado a una serie de caricaturistas, como hemos indicado ya¿ de esas metáforas gráficas a través de imágenes dobles muy ingeniosas, o de inserciones pintadas de elementos naturales conformando un rostro o la caricatura de un personaje, que en su época habrían servido como divertimento. * También hubo artistas que realizaron caricaturas, o deformaciones estilizadas, o simplemente escenas con dosis caricaturescas muy acentuadas, además de sus obras serias. Recordemos no solo a Leonardo, o a Durero, sino por ejemplo a Bernini, que realizaba una caricatura del personaje que iba a llevar después al mármol para entresacar los rasgos más característicos del mismo. O la de otros pintores, o dibujantes, que iniciaron una serie de caricaturas sobre personajes de su época, como Annibale Carracci, Pierleone Ghezzi, Thomas Patch, Antoine Watteau, etc. * Por otra parte y pese a lo dicho, hemos querido deslindar la tendencia pictórica expresionista histórica de la faceta caricaturesca, basándonos en que tanto las deformaciones como la intención son discordantes. Cierto es que la caricatura en sus comienzos utilizó lo grotesco en los rostros, apoyándose en los acaso primeros ensayos góticos, los experimentos renacentistas, el manierismo y el movimiento barroco ¿además de las cruentas guerras religiosas¿, pero fue depurando, paulatinamente y en general, su mensaje para diferenciarse de lo meramente trágico para validar su lenguaje gráfico y distanciarse de lo oscuramente serio, que no entraba dentro de sus verdaderos objetivos, pues debía mover a la risa y a la burla, y no a la compasión del contrario. Esto se hizo más patente cuando se extiende la prensa gráfica, que en sus inicios, y debido a las graves tensiones sociales y políticas, abusa del ataque sangriento para complacer a sus partidarios. Todo ello incluyendo por supuesto al humor gráfico que, como dijimos, utiliza la caricatura, muchas veces colectiva, para personalizar sus ataques a los rivales. * Esa diferenciación es más patente cuando hablamos de los dibujos y grabados de Goya, que algunos autores incluyen en una categoría especial del humor gráfico y que por nuestra parte solo admitimos en pequeña escala, pues su carga crítica es en la mayoría de los casos de una crudeza brutal. Hay en algunos de sus dibujos y grabados suficientes dosis de humor, sin que la muerte y la sangre sean el motivo principal y por tanto aflore el humor satírico sin demasiadas estridencias. Es por ello que en Goya hallamos el vértice entre lo crudamente expresionista y el humor gráfico satírico. * Por otro lado, encontramos en Hogarth algo más clarificador en este sentido, pues el humor y la crítica social implícita en sus estampas guarda un primitivo equilibrio entre lo satírico, lo crítico y la carga humorística necesaria. Y además Hogarth da paso con el tiempo al trío de estrellas del humor gráfico británico: Gillray, Rowlandson y Cruikshank. (De paso nos topamos con la diferenciación de la idiosincrasia del humor en diversas nacionalidades, como es el caso del irónico humor británico). Y es en estos autores donde se va desgranando la vehiculización del humor gráfico y de la caricatura, que está aquí ligada a la caracterización de personajes concretos, hacia un mayor equilibrio entre la crítica, la ironía y el humor. * No deseamos olvidar a otro importante autor de otra nacionalidad, como el francés Honoré Daumier, que se mueve entre la caricatura personal y el humor gráfico, y que aporta tanto metamorfosis en la caricatura, como crítica social en sus dibujos humorísticos. Sus aportaciones, sobre todo a la caricatura personal, son muy destacables, de gran expresividad, y han quedado como hitos incluso en la caricatura colectiva. * Y hablando de Francia en el siglo XIX encontramos, a través del estudio de Baudelaire, una serie de autores entre los cuales se manifiesta un interés especial por la caricatura de tipos sociales, que no son identificables personalmente y que, por ello, reafirman la diferenciación con respecto a la caricatura personal. Estos tipos sociales no son exclusivos de tales autores, pues hay ejemplos en otras nacionalidades, ya sea con finalidad descriptiva, o humorística, pero en ellos se convierte en algo frecuente. * Por otro lado, y avanzado el siglo XIX, va tomando fuerza la caricatura, ya sea personal o social, y el humor gráfico, casi a la par que el movimiento impresionista. Tanto es así que Juan A. Ramírez llega a establecer un paralelismo entre los pintores impresionistas y los caricaturistas. Este planteamiento se vio reforzado por el hecho de que Monet quiso ser primero caricaturista y, al no triunfar como tal, vino a convertirse en el mayor exponente del impresionismo más puro. También y algo más tarde, en España, sucedió lo contrario con Bagaría, que era amigo de Rusiñol y que intentó ser pintor de paisajes ¿de excesivo colorido, dicen¿, y que llegó a convertirse en un genial caricaturista, que resultó clave, como el gran Castelao, para la evolución de la caricatura personal, aunque también ambos realizaron humor gráfico, sin menoscabo de su labor innovadora en la caricatura personal. * Con la rápida evolución del arte plástico, a principios del siglo XX y tomando como punto de partida el impresionismo, la caricatura personal y el humor gráfico siguieron también su evolución, no sin altibajos. Comenzaron a sentirse ciertas influencias de la plástica en la caricatura y el humor gráfico, pues al igual que los tiempos cambiaban, las tendencias iban sucediéndose y eran motivo humorístico predilecto de los dibujantes. Al público en general los nuevos movimientos les parecían tomaduras de pelo y, por lo mismo, los humoristas gráficos, sobre todo y también en general, se hacían eco de tal rechazo en sus dibujos. Mientras, por su parte, los caricaturistas seguían condicionados, igualmente en general, por el reconocimiento clásico de sus personajes. * Hay que tener en cuenta que el arte plástico depende de la aceptación de las galerías de arte, del público que lo compra, o de los mecenas que lo acogen, aunque el público no reconozca su valor estético y crematístico; mientras que la caricatura personal y el humor gráfico tienen, casi siempre, de intermediario al medio periodístico que le da difusión y lo paga, pensando en la reacción del público. Por eso el director de un periódico ¿cuyo puesto depende de la empresa editora y, por ende, de la venta de sus ejemplares¿ puede ser un freno a las novedades estilísticas. Y en el caso de U.S.A. todo queda en manos de la sindicación en agencias, que son las que valoran las caricaturas y las viñetas, y las que venden, o no, a los medios periodísticos: si no te contratan, ya te puedes dar con un canto en los dientes. * Por todo ello, la evolución en la caricatura y en el humor gráfico va ocurriendo con el ritmo de la aceptación y con autores como los citados más arriba, que van simplificando los trazos, dejando al personaje caricaturizado, o los personajes de sus viñetas, con los rasgos esenciales y soslayando lo que no es importante. Y debemos a Castelao el testimonio de que viajó por Europa y vio ciertas novedades, entre las que podría estar el ejemplo de algunos autores de la revista alemana Simplicissimus, por lo que la renovación ya estaba en marcha en el nivel internacional. Va sucediendo que otros dibujantes también evolucionan y entre ellos cunde por ejemplo la geometrización, que proviene del cubismo y el constructivismo. Pero todo esto sin olvidar que la corriente convencional, que podemos denominar tradicional, sigue triunfando entonces y se mantiene hasta la actualidad ¿como sucede en las artes plásticas¿, sobre todo en lo referido al dibujo humorístico y la caricatura personal de ilustración. * Retomando la evolución ¿o el progreso, como decía Gombrich¿ de las artes plásticas, aparece un autor como Duchamp que produce una profunda inflexión, que dio paso después a multitud de propuestas de otros autores que se salían del marco propio de las artes plásticas. Duchamp abandona la pintura tradicional en pleno éxito ¿con el Desnudo bajando una escalera, que era el hallazgo y la síntesis entre el cubismo y el futurismo¿ y se dedica a buscar objetos que le parecían estéticos en sí, a pintarle bigotes a la Mona Lisa estampada en una tabla de planchar, a hacer juegos de palabras, o a buscar un mensaje interdisciplinar con su Gran Vidrio, obra inconclusa para siempre, que debía ir acompañada por documentos sin un sentido literario, música, movimiento¿ A partir de aquí surge el componente lúdico en la elaboración de las obras, que incorporan el humor a su mensaje, abandonando la plástica tradicional y adornándose con una serie de planteamientos teóricos, de índole metafísica sobre todo, que rompen con todo lo anterior buscando nuevos vehículos de expresión. * Tal ruptura con las artes plásticas da paso a una serie de movimientos de arte objetual, conceptual, land¿art, body¿art, instalaciones, performances, intervenciones, ambientaciones, envolturas, fluxus, video¿instalaciones, etc., que persisten en la actualidad gracias a la acogida de ciertas galerías de arte, o de algunos mecenas, y de ferias como ARCO, donde se exhiben las últimas novedades de autores que suelen denominarse, de un tiempo a esta parte, artistas visuales. Todo ello sin dejar ni el componente lúdico, mejor dicho humorístico, y la fundamentación filosófica, lo cual no deja de llamar la atención. Y la llama al público en general y, sobre todo, a los humoristas gráficos y, en su caso, también a los caricaturistas. Para todos es como el cuento del rey desnudo: quien no comprende lo sublime de su arte es que no ve el traje invisible que le han confeccionado los sastres conceptuales. * Estamos con las afirmaciones de Gombrich sobre que el progreso del arte le hace perder una serie de cualidades y, sobre todo, que la novedad por la novedad no es un valor. Y desde nuestro prisma, que es así mismo el de un caricaturista y humorista gráfico a la vez, las manifestaciones artísticas visuales han llegado a tales extremos y han dejado atrás tantos valores que merecen una evaluación distinta a la pintura, la escultura y demás vertientes plásticas. Juegan con el componente humorístico y parece que éste se les ha vuelto en contra. Y es a causa precisamente de este componente que nos interesemos en estas denominadas artes visuales, pues su mensaje de alta fundamentación teórica parece necesitar un lenitivo que endulce y haga digerir su propuesta. Y en este empeño se diluye la importancia del mensaje, que pretendía ser trascendente. * Hemos señalado, por otra parte, que tanto las más avanzadas variantes de la caricatura personal y del humor gráfico ¿como la caricatura abstractiva, o el chiste intelectual, por ejemplo¿ parecen dejar en un segundo plano el humor. Pero esto solo es una impresión, puesto que sus realizaciones tienen como motivación el humor sutil; y sus plasmaciones, aun teniendo un lenguaje convencional, buscan tanto la innovación formal fundamentada, como una reflexión que utiliza la sutileza de su propio humor para trasmitir una idea más profunda, que tendrá su parte de humor y su parte de trascendencia. * Da la sensación de que se ha producido una inversión de papeles entre las artes visuales con la caricatura personal y el humor gráfico. Acaso podría ser, pero no podemos pretender que existan caricaturas ni viñetas conceptuales; ni tampoco se comprendería un Picasso o un Henry Moore sin obras perdurables, consistentes y plásticas, en todo su sentido. * La caricatura personal y el humor gráfico no se sienten invadidos por el presunto humor de las artes visuales. Aunque muevan a la risa, o la sonrisa, no son sus rivales, pues se mueven en distintos universos y en direcciones contrarias. * Y, por ende, el humor gráfico y la caricatura siguen su evolución haciéndonos más llevadero este mundo, o alertando de sus injusticias, con el sentido del humor que le es propio y aplicable a cada faceta y con una parte estética de amplio espectro. Después de esta prolija descripción de esas conclusiones, creemos que resulta preciso hacer un extracto de lo más fundamental de las mismas, para sintetizar al máximo lo investigado, lo encontrado y lo obtenido, tanto en territorio nacional como en el campo internacional: + Hemos logrado diferenciar el fenómeno de la caricatura personal del humor gráfico en general. Y hemos definido más concretamente la caricatura personal. + Damos por hecho que la caricatura simplificada es imprescindible para aportar un componente individualizador en el humor gráfico. + Distinguimos entre el sentido del humor que se aplica en el humor oral y escrito, y el que es de uso en la expresión gráfica de la caricatura y el humor gráfico. + Examinamos los mecanismos humorísticos que aplican por su parte la caricatura personal y el humor gráfico. + Advertimos de las posibles diferencias del humor por nacionalidades y por grupos sociales, aunque reconocemos que hay un mínimo común denominador internacional, si excluimos los fanatismos, las dictaduras y los poderes fácticos. + Reconocemos también las diversas gradaciones individuales de recepción del humor, en cuanto a los dos fenómenos analizados y en general. + Conseguimos una triple clasificación ¿técnica, formal y humorística¿ en paralelo de la caricatura personal y del humor gráfico. + Incorporamos algunas novedades, existentes pero hasta ahora ignoradas, en dichas clasificaciones, como por ejemplo el chiste mellizo, la caricatura abstractiva, el polimorfismo en la caricatura, o las herramientas y aplicaciones informáticas, que emulan muchas veces las tradicionales. + Analizamos igualmente las extensiones del humor gráfico y la caricatura personal en los dibujos y muñecos animados, considerando las variantes diferenciadas, así como en las fallas valencianas. + Estudiamos el zoomorfismo de la caricatura personal y el efecto contrario en los dibujos animados, que incorporan rasgos humanos individuales en sus personajes. + Asumimos que el humor gráfico puede tener como protagonistas a personajes animales en sus viñetas, tiras cómicas, historietas, libros de humor, dibujos y muñecos animados: como el oso Yogui, Don Gato, el ratón Mickey, Donald, Goofy, Pluto, Bugs Bunny, el pato Lucas, Porky, el gato Silvestre, y un largo etcétera. + Además encontramos algún dibujante, como Gary Larson, cuyos personajes son siempre animales. + Hemos repasado las interacciones entre caricatura y humor gráfico en sus publicaciones en prensa, que han tenido históricamente repercusión y que siguen teniéndola en la actualidad, para personalizar su mensaje sobre todo en los chistes y tiras editoriales de la prensa nacional e internacional. + También hemos considerado necesario indagar en las manifestaciones artísticas para comprobar las conexiones plásticas de la caricatura personal y del humor gráfico, pues son fenómenos dibujísticos, y a veces hasta pictóricos, que reciben influencias del dibujo, la pintura y la escultura, y que en ocasiones hacen aportaciones en este sentido. + Decidimos apartarnos de quienes relacionan las deformaciones del expresionismo con las de la caricatura personal. Por eso distinguimos entre la finalidad de una y otra vertiente deformadora, puesto que el expresionismo busca expresar el dolor y la tragedia, mientras que la caricatura personal critica y da cierta comicidad a sus personajes. + Algo parecido podemos afirmar del humor gráfico en sus variantes más crudas, como el humor negro, o más expresivas, como el humor ácrata, pues sus imágenes estridentes o electrizantes, si se permite la expresión, parecen emular el expresionismo, pero su función es la crítica social ¿para complacer a sus seguidores y para intentar remover las conciencias del resto¿, con un tipo de humor satírico que satisface a sus autores y a los suyos, pero excluyendo el dolor propio que está presente en el expresionismo. + De otra parte y buscando conexiones humorísticas, hemos repasado lo que ahora se denominan artes visuales, que se han desligado del arte plástico y utilizan muchas veces una especie de humor para vehicular su mensaje y dar espectáculo, o para dejar un testimonio fotográfico, o videográfico, de sus efemérides, a veces bastante trágicas. + Pese a esto, la caricatura personal y el humor gráfico mantienen sus formas de expresión, sus diversas gradaciones del sentido del humor aplicable ¿desde el sangriento, o el satírico, hasta el intelectual y el absurdo¿, y siguen teniendo conexiones estéticas con las artes plásticas, sobre todo con el dibujo. + Por su parte, la caricatura personal gradúa su humor en la representación de sus víctimas, pudiendo tratarse de un homenaje a un personaje cultural, en el que usa suavemente la deformación, o abstrae los rasgos, o bien de una crítica feroz, cuando utiliza la deformación de manera muy agresiva para satirizar a un personaje que considera, o es considerado por una parte de la sociedad, como despreciable. Para terminar estas precisiones, estimamos que es positivo proponer lo que este estudio deja entrever y que debe exponerse claramente para que sea tenido en cuenta: ¿ Las clasificaciones expresadas pueden proporcionar un método para la crítica y/o un sistema para analizar tanto la caricatura personal como el humor gráfico desde diversos ángulos que antes estaban confundidos en una sola clasificación. ¿ Planteamos desde aquí que se considere a la caricatura personal y al humor gráfico como variantes plásticas de por sí, pero distinguiendo entre ambas y teniendo presente que la caricatura adaptada al humor gráfico merece un estudio doble. Es decir, que podría estar presente en las dos variantes, como caricatura aplicada, dentro de la caricatura personal; y como un apartado especial del humor gráfico. ¿ Tanto la caricatura personal como el humor gráfico son fenómenos dibujísticos y, en ocasiones, pictóricos, cercanos a las artes plásticas, por lo que estimamos que deberían estar presentes en los planes de estudio de las Facultades de Bellas Artes y alcanzar la categoría de materias universitarias, sin perjuicio para otras materias y con independencia de éstas. Y este estudio podría contribuir a sentar las bases para ese objetivo concreto.