La dimensión social en la evaluación de tecnologíasel caso del etanol utilizado como biocombustible

  1. Esteves Ribeiro, Bárbara
Dirigida por:
  1. Ana Cuevas Badallo Director/a
  2. Miguel Ángel Quintanilla Fisac Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 23 de julio de 2014

Tribunal:
  1. Emilia Labrador Encinas Presidente/a
  2. Santiago M. López García Secretario/a
  3. Santiago Cáceres Gómez Vocal
  4. Eduard Aibar Puentes Vocal
  5. José Antonio López Cerezo Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

[ES]Los biocombustibles constituyen una de las mayores apuestas políticas en materia de alternativas energéticas para el sector de transporte bajo el paradigma del cambio climático y frente al pico en la producción de petróleo. Estados Unidos y Brasil lideran la producción de etanol de primera generación a partir del maíz y de la caña de azúcar, actualmente el biocombustible más producido en el mundo. La Unión Europea igualmente representa un importante mercado para la exportación de etanol y, aunque en menores cantidades, produce el biocombustible desde distintas materias primas como el trigo, la remolacha azucarera y también desde el maíz. Paralelamente a su ascensión como alternativa `más sostenible¿ al uso de petróleo en motores de combustión interna, los biocombustibles han sido foco de escrutinio público y científico en función de sus impactos ambientales y sociales. Tales críticas han motivado el apoyo a tecnologías emergentes para la producción de etanol. Concretamente, a procesos que permiten la utilización de materia prima no- alimentaria proveniente de cultivos energéticos específicos o de residuos y desechos para la producción del etanol de segunda generación, o celulósico. Sin embargo, a pesar de la demanda de análisis científicos más robustos sobre la sostenibilidad de los biocombustibles, la literatura dedicada a la evaluación de la dimensión social de sus impactos, en concreto la del etanol de primera generación y el etanol celulósico es todavía escasa y suele tratar el tema de manera superficial. De lo que se ocupa esta tesis doctoral y los artículos incluidos en ella, es de investigar la dimensión social de los impactos del etanol utilizado como biocombustible y de las tecnologías emergentes relacionadas con el etanol celulósico. Además de contribuir a llenar este importante hueco en la literatura, la investigación ha procurado sobre todo arrojar luz sobre la complejidad de los impactos sociales del etanol y explorar algunas de las consecuencias de sus tecnologías emergentes. Las principales conclusiones de esta tesis indican que la dimensión social de los impactos del etanol es muchas veces inseparable de la ambiental, por lo que evaluaciones integradas de desarrollos como estos son muy útiles. Para ello, se necesitan enfoques interdisciplinares capaces de articular las dos dimensiones, algo que es poco frecuente en los estudios de la sostenibilidad de los biocombustibles. Asimismo, los contextos socioeconómicos y ambientales específicos dónde se implementan los proyectos son decisivos en los tipos de impactos ¿ positivos o negativos¿ de estas tecnologías, los cuales varían también según los grupos sociales afectados. Se sugiere que puede haber diferencias significativas entre países pobres y ricos, con distintas implicaciones para países exportadores e importadores de etanol. Se enfatiza, por tanto, la importancia de involucrar distintos actores en los procesos de evaluación de estas tecnologías, sobre todo porque una identificación y valoración más robusta de estos impactos para informar los procesos de toma de decisiones depende de una consulta con agricultores, comunidades rurales, representantes de la industria y poblaciones urbanas. Los trabajos desarrollados en esta tesis también indican que las innovaciones tecnológicas en la producción de etanol no garantizan necesariamente una superación de los impactos sociales de este biocombustible. Sin embargo, los estudios apuntan hacia determinadas rutas tecnológicas para la producción de etanol celulósico que parecen ser más ¿aceptables¿ que otras desde la perspectiva de su sostenibilidad social. Se subraya, no obstante, que el análisis de los distintos factores que influyen en la producción de los impactos es una tarea compleja. Por último, se concluye que las evaluaciones de tecnologías emergentes como las del etanol celulósico deben, por tanto, atender a cuatro criterios principales: intentar influir en las trayectorias tecnológicas todavía en fase inicial de desarrollo del sistema técnico, cuando este es más reversible; definir los objetivos de la tecnología evaluada y considerar alternativas anticipadamente; clarificar la interacción entre los factores contextuales y el sistema técnico para evaluar su desempeño; e involucrar distintos actores en el proceso de evaluación.