Beneficios de la atención en unidades de ictusAnálisis por subgrupos de pacientes.
- CASADO MENENDEZ, IGNACIO
- Juan Francisco Arenillas Lara Zuzendaria
- Jose Maria Asensi Alvarez Zuzendarikidea
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 2013(e)ko iraila-(a)k 27
- Ana Almaraz Gómez Presidentea
- Alicia Armentia Medina Idazkaria
- Blanca Fuentes Gimeno Kidea
- Lorena Benavente Fernández Kidea
- Jaime Masjuan Vallejo Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El ictus es una enfermedad cuya prevalencia está en alza debido al envejecimiento de la población. Tanto la enfermedad en sí misma como sus consecuencias inmediatas tienen, en muchos casos, un efecto devastador tanto en el enfermo que la sufre como en su entorno. Ello es debido a que el ictus es una de las principales causas de mortalidad y de dependencia permanente en nuestra sociedad. La atención al ictus agudo ha cambiado radicalmente en los últimos años. Dos han sido los avances terapéuticos responsables de este cambio: el tratamiento fibrinolítico y la atención a los pacientes en unidades especializadas, conocidas como unidades de ictus (UI). A pesar de los múltiples estudios científicos que avalan el efecto beneficioso de este tipo de medidas terapéuticas, la realidad demuestra que su implantación en nuestro territorio nacional es aún insuficiente, especialmente debido al coste inicial que requiere su puesta en marcha. Sin embargo, está igualmente demostrada su eficiencia a medio-largo plazo. Debido a estos hechos, es preciso optimizar la utilización de estos limitados recursos y para ello resulta imprescindible conocer qué enfermos se benefician en mayor medida de este modelo de atención Para dar respuesta a esta cuestión, se ha desarrollado un estudio en el que se compara de modo retrospectivo una cohorte de pacientes con diagnóstico de ictus (isquémico o hemorrágico) atendidos en una planta general de Neurología frente a otra cohorte de pacientes atendidos en una UI y se han realizado numerosos análisis por subgrupos (edad, sexo, gravedad inicial, tipo de ictus...) con el fin de establecer qué pacientes se benefician más y en qué medida. Los resultados demuestran los beneficios de este modelo de atención, reduciendo la probabilidad de muerte o dependencia tanto al alta como a los seis meses y aumentando la probabilidad de estancia en domicilio a los seis meses (frente a institucionalización). Se concluye que los enfermos más beneficiados son los de edades comprendidas entre 61 y 79 años, los que sufren un ictus isquémico con afectación parcial del territorio vascular anterior y aquellos en los que la gravedad inicial es mayor. Igualmente, la atención en una UI se asocia con una reducción significativa de complicaciones médicas durante la estancia hospitalaria y disminuye la probabilidad de recurrencia de la enfermedad a medio plazo.