Percepción ciudadana de los problemas medioambientales y de sostenibilidad urbana en contextos metropolitanosAnálisis desde las Agendas 21 de cuatro municipios de la Región de Madrid (ESPAÑA)
- Tomás Alberich Nistal Director/a
- Julio Alfonso del Pino Artacho Director/a
Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia
Fecha de defensa: 24 de mayo de 2019
- Luis Camarero Presidente/a
- María Angeles Espadas Alcázar Secretario/a
- Pedro Martín Gutiérrez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La finalidad de esta investigación es ofrecer un análisis sobre la forma en que son percibidos los problemas ambientales en las grandes ciudades de las sociedades avanzadas por sus propios habitantes, en especial en las ciudades metropolitanas. Es decir, conocer qué aspectos relacionados con la sostenibilidad urbana son los que consideran más relevantes los propios ciudadanos/as1, tomando para ello cuatro casos de estudio en base a sus experiencias de Agenda 21 (los municipios de Arganda del Rey, Fuenlabrada, Pinto y Torrejón de Ardoz, situados en la Corona Metropolitana Sur y Este de la Comunidad de Madrid). La sociedad en su conjunto tiene un papel fundamental en la crisis ecológica actual, tanto en su estímulo y profundización como en su contención o inhibición. La ciudadanía, entendida como sociedad civil, se considera aquí un actor social con entidad propia, constituido por la población de una localidad o espacio habitado, con sus diferentes categorías y manifestaciones (habitantes en su rol de vecinos, representantes de entidades ciudadanas, educativas, empresariales…, representantes del sector público… y cualquier portador de roles asociados a la vida colectiva de un territorio). El principal papel en la cuestión ambiental lo tiene la sociedad en su conjunto, tanto el sector civil como los 1 Se utilizará el masculino genérico simplemente por una cuestión de agilidad. A pesar de ello, quede patente el compromiso con la equidad de género y con el lenguaje inclusivo. sectores económico-productivo, institucional-gubernamental y científico. Sin embargo, en este caso el objeto de estudio se centra en la concepción e interpretación de la ciudadanía o sector civil respecto a los problemas ambientales de inclinación urbana y socio-económica que han causado la crisis ecológica actual. Atendiendo a la diferenciación de actores sociales de un territorio como sector institucional (“poder”), sector organizado (tejido social formal) y base social (ciudadanía no organizada) (CIMAS, 2015), en este caso se busca la visión más ciudadanista, poniendo el acento en la base social, aunque se imbrique con visiones de actores que podrían estar en roles no tan de base, como técnicos y políticos de administraciones públicas o agentes económicos y sociales. Entre los diferentes actores responsables de los problemas ambientales, la ciudadanía, entendida como base social o sociedad civil, es un cimiento muy importante, por lo que se considera necesario conocer su percepción, inclinación y cognición ambiental para poder promover su implicación proambiental, más en aquellos centros de mayor generación de insostenibilidad ecológica, como las ciudades. Objetivo general Analizar los principales problemas medioambientales en el ámbito urbano y cómo son percibidos por la ciudadanía en el contexto de las Agendas 21 de ciudades metropolitanas. Objetivos específicos 1. Conocer el proceso urbano y sus implicaciones medioambientales. 2. Identificar aspectos medioambientales negativos reconocidos por la ciudadanía de distintas ciudades metropolitanas, manifestados como demandas, preocupaciones y problemáticas. 3. Reconocer y analizar elementos afectivos, cognitivos y relacionales respecto a la sostenibilidad ambiental urbana. En la primera parte se presentan los siguientes elementos: -La finalidad y objetivos que orientan la investigación. -Los aspectos centrales que justifican la pertinencia de la misma: lo urbano como signo de las sociedades actuales y la insostenibilidad ecológica que encierran las ciudades como consecuencia del modelo socioeconómico que acogen). -Los casos de estudio elegidos para el análisis empírico. -El enfoque metodologódico participativo y fenomenológico para abordar la percepción ciudadana sobre tales cuestiones y las técnicas de investigación aplicadas). En la segunda parte se ofrece una visión general sobre el proceso de urbanización y la conformación de las ciudades actuales. La industrialización marca el momento clave en el desarrollo urbano y en la tendencia a la vida citadina. Además, la ciudad se convierte en el escenario o estructura espacial que acoge el modelo económico del capitalismo que surge con la Revolución Industrial. En este contexto, los efectos ambientales de la presión urbana sobre el territorio se hacen cada vez más patentes, especialmente desde la Segunda Guerra Mundial. Las ciudades actuales, producto de un modelo urbano que se imbrica con el modelo económico, se han revelado como insostenibles en términos ecosistémicos. Han llegado a un nivel de consumo de recursos, generación de deshechos y emisión de contaminantes que superan los límites naturales del planeta. Se trata de ciudades extensas y expandidas de forma difusa a partir de prácticas de urban sprawl de gran incidencia territorial, con la metropolización como hecho destacado. Bajo el paraguas del sistema económico del capitalismo, elementos como la densidad poblacional, el tipo de actividades productivas y de consumo que se promueven, el estilo de vida y el traslado y explotación de materiales y recursos naturales generan un alto coste ecológico. En ese marco urbano actual es desde donde se plantea el análisis de la percepción ciudadana de los problemas ambientales que aborda esta investigación. La mayor parte de los seres humanos habitan espacios urbanos, y la tendencia sigue en alza. Además, estos espacios urbanos se han ido haciendo cada vez más densos, complejos e invasivos, consecuencia de los tiempos de globalización y economía de mercado que acontecen. Una de las características de las ciudades globales es su reproducción y propagación hacia las periferias, generando nuevos núcleos ramificados y conectados tenticularmente. El impacto ambiental de estos espacios, tanto de los centros dominantes como de sus periferias metropolitanas es el más alto que se ha dado en la historia. En la tercera parte, el análisis se centra en la insostenibilidad ecológica de la sociedad urbana actual. La expansión urbana tras la Revolución Industrial ha ido desarrollando pautas que han entrado en colisión con la conservación ecológica de los ecosistemas. Las ciudades postindustriales, en su vinculación con el modelo socioeconómico del capitalismo, presentan una serie de implicaciones ambientales que han generado una crisis de orden global. Estas ciudades han superado su capacidad de carga y presentan un déficit ecológico. No son sistemas autosuficientes y eso conlleva un alto coste ambiental planetario. A este escenario de insostenibilidad urbana se ha llegado tras un proceso histórico que ha pasado de la adapación del ser humano al medio para la supervivencia, a la conquista y dominio de la naturaleza para el propio beneficio humano, en un marco económico que impone necesidades superfluas, bienestar material y consumo por encima de las capacidades del planeta y de las propias condiciones requeridas para la vida humana. Desde la segunda mitad del s. XX se producen fenómenos y procesos urbanos de metropolización del territorio, con prácticas de zonificación, urban sprawl y ciudades difusas que, según los estudios y datos, no contribuyen a un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible es el planteamiento que más aceptación y expansión ha tenido de cara a paliar la deriva antiecológica del crecimiento contemporáneo. Por ello, en el primer apartado de esta tercera parte se hace una conceptualización del mismo y se profundiza en sus principales consideraciones. Para el fomento del desarrollo sostenible se propuso desde Naciones Unidas una iniciativa a nivel internacional, denominada Agenda 21, que pretendía establecer mecanismos para la sostenibilidad urbana desde lo local, es decir, desde las políticas desarrolladas por las propias ciudades. Bajo la filosofía de actuar localmente y pensar globalmente, la Agenda 21 trató de planificar el desarrollo con criterios ambientales y contando con la implicación y participación de la comunidad local, incluyendo a la ciudadanía en su conjunto. Ha sido uno de los proyectos de promoción del desarrollo sostenible en núcleos urbanos o semiurbanos de más repercusión desde finales del s. XX y hasta la segunda década del s. XXI. Las implicaciones ambientales urbanas han tenido un buen marco de actuación en las Agendas 21, a pesar de las limitaciones, carencias y desajustes que se recogen en esta parte, y en el caso de las analizadas en esta investigación, gracias a la metodología participativa empleada, han facilitado procesos de reflexión colectiva ante tales cuestiones. Ello ha permitido el análisis de la percepción ciudana de los problemas ambientales urbanos en contextos metropolitanos. En eesta parte se analiza el concepto de desarrollo sostenible para abordar el dominio y explotación del medio por parte del ser humano en una relación insostenible que ha derivado en una crisis ecológica global en las sociedades contemporáneas. A partir de la Revolución Industrial, con la expansión urbana y el modelo económico capitalista, la relación con la naturaleza pasa de ser simbiótica a ser parasitaria. El urbanismo postindustrial promueve manifestaciones y fenómenos urbanos (urban sprawl, metropolización, regionalización, megalópolis, desconcentración…) que no concuerdan con los principios de la sostenibilidad y del desarrollo sostenible. El modelo urbanístico difuso y metropolizado es el que se ha impuesto en gran parte de las ciudades desarrolladas, como en las utilizadas como casos de estudio en esta investigación, situadas en la corona metropolitana de la región de Madrid. Para el fomento de un desarrollo sostenible en las ciudades postindustriales, la Agenda 21 ha sido un instrumento de gran repercusión internacional en las últimas décadas del s. XX y la primera del s. XXI. Este proyecto favorecía el acercamiento de la ciudadanía a la sostenibilidad a través de procesos de participación en la elaboración de diagnósticos y planes proambientales en las ciudades y localidades en las que se implementó. Desde los espacios de reflexión y construcción colectiva del conocimiento que propició la Agenda 21 es desde donde se analiza la percepeción ciudadana de las implicaciones ambientales de lo urbano. En la cuarta parte se realiza un análisis de diferentes aspectos ambientales y de sostenibilidad urbana en base a la interpretación de la percepción ciudadana, fruto de la información recogida en el trabajo de campo de las Agendas 21 de los casos de estudio con la aplicación de diferentes técnicas de investigación (participativas, cualitativas y cuantitativas) a una muestra amplia de diversos actores sociales. Se trata de un análisis con rasgos más cualitativos que cuantitativos (aunque se incluye un apartado sobre los problemas ambientales urbanos desde un punto de vista cuantitativo a través de la información recogida mediante cuestionarios), a diferencia de múltiples estudios e informes sobre la concienciación ciudadana ambiental que se han centrado en la aplicación de técnicas de encuestación (Eurobarómetro, CIS, INE…). Los temas analizados son los siguientes. En primer lugar, la percepción ciudadana del medio ambiente y de la sostenibilidad ambiental. A este respecto, en un contexto de aumento de la conciencia ambiental, se comprueba una importante vinculación del medio ambiente con elementos que contribuyen a la calidad de vida más que con cuestiones ecológicas sobre los sistemas humanos y naturales. Se identifica una cognición tenue-superficial sobre la sostenibilidad, donde la conexión de lo local con lo global queda reducida a los discursos minoritarios, estando presente en los mayoritarios elementos más propios de la habitabilidad y el bienestar residencial. En segundo lugar, se aborda la percepción de la transformación urbana de las ciudades analizadas. Aquí se analiza cómo se valora el paso de estos municipios de pequeños núcleos rurales a importantes enclaves metropolitanos en el cinturón de la ciudad de Madrid, con características de urbanismo difuso y expansión suburbana propias del modelo imperante desde las tres últimas décadas del s. XX. En tercer lugar, se analiza la distribución cuantitativa de los problemas ambientales urbanos en base a los casos de estudios (a través de cuestionarios), donde se aprecian, de forma acumulativa, los principales ítems respecto a los problemas ambientales locales señalados por las personas consultadas. En cuarto lugar, se investiga la atribución de responsabilidades en la cuestión ambiental según las personas consultadas, centrando el foco en tres actores sociales: las Administraciones públicas, el sector empresarial y la ciudadanía en su conjunto (lo que podríamos entender como sociedad civil), siendo éste el orden en que se establece la jerarquía implicativa. En quinto y último lugar, se analiza la percepción ciudadana respecto a los principales problemas sectoriales de orden urbano señalados, que son la movilidad, la contaminación, el consumo de energía y agua y los residuos. En cada uno de estos aspectos se ha comprobado cómo la percepción ciudadana se centra más en los efectos y consecuencias que en las causas. Y en los efectos, la atención gira en torno a las cuestiones más perceptibles y directamente perjudiciales para las personas consultadas, especialmente aquéllas que alteran sus condiciones de vida, generan molestias e inconvenientes y ponen en peligro la calidad de vida, el bienestar y la habitabilidad urbana. Se aborda la percepción ciudadana ante los problemas ambientales y de insostenibilidad urbana en base a cuatro ciudades metropolitanas en los que se impulsaron procesos de Agenda 21 que han facilitado la reflexión social en torno a tales cuestiones. Se analiza la vinculación que se establece del medio ambiente con la calidad de vida, en la que el primero es un elemento configurador de la segunda y donde la calidad ambiental se mide más por variables más cercanas al confort residencial (limpieza, facilidades para la movilidad, comodidades urbanísticas…) que por los principios de la sostenibilidad ecológica y ecosistémica. Se analiza la percepción ante la sostenibilidad, siendo para una mayoría de las personas consultadas un concepto, aunque conocido, un tanto ajeno y abstracto. Las menciones a la sostenibilidad o al desarrollo sostenible están totalmente ausentes en buena parte de los discursos, desconociéndose tanto su significado e implicaciones. En base a los discursos analizados, podemos encontrar dos posiciones principales ante la percepción de la concepción de la sostenibilidad ecológica, que podemos denominar tenue-superficial y aguda-radical. Se ha podido comprobar que cuando se pregunta a las personas consultadas por los problemas ambientales, la tendencia es centrarse en aspectos los sectoriales más evidentes y visibles, preferiblemente relativos al entorno urbano (contaminación, residuos, movilidad, suciedad, ruidos…), quedándose en los síntomas o los efectos y sin adentrarse en el terreno etiológico. La percepción se queda en las ramas del árbol (las consecuencias al ser lo más visible por estar en la superficie), no en las raíces (las causas profundas de los problemas). Se analiza la percepción sobre la transformación urbana de los municipios analizados, pasando de pequeños pueblos rurales a grandes ciudades metropolitanas, con características industriales, residenciales, de ciudades satélite, de commuting y de urban sprawl. Se analiza la atribución de responsabilidades ambientales a diferentes actores sociales. Se puede ver cómo el sector público-gubernamental (las Administraciones públicas, especialmente la más cercana al ciudadano como es el Ayuntamiento) destaca ligeramente sobre los demás como el mayor aglutinador de responsabilidad, y que la mayor parte de las personas consultadas atribuyen más peso al sector empresarial que a la ciudadanía. Se analizan aspectos ambientales concretos que se consideran prioritarios en los centros urbanos, tanto a nivel subjetivo por parte de las personas consultadas, como a nivel objetivo en base a las evidencias científicas y los datos técnicos. Se ha realizado un análisis cuantitativo de los problemas ambientales urbanos percibidos en los entornos locales de la Agendas 21 utilizadas como caso de estudio, y un análisis cualitativo de 4 problemas que centran la sostenibilidad urbana de las ciudades actuales según los datos objetivos y científicos, como son la movilidad, la contaminación, el consumo de energía y agua y los residuos. Se analiza cómo la percepción mayoritaria gira en torno a los efectos y consecuencias de los problemas, cuestiones directamente relacionadas con molestias y mermas a la calidad de vida, al bienestar y a la habitabilidad de los espacios urbanos. No se entra a valorar, salvo en pocos casos puntuales, el modelo urbano y el modelo económico en que se inscriben los problemas. Más que en sus causas profundas y estructurales, en su conexión con la insostenibilidad ecosistémica y en la relación local-global de los problemas, la atención se focaliza, principalmente, en los efectos más cercanos, visibles, sensibles y afectantes de forma más directa a las personas implicadas (el tráfico, el ruido, la suciedad, el mal estado de los parques públicos…). Las principales ideas-fuerza derivadas del análisis de la percepción ciudadana ante los problemas ambientales y de sostenibilidad urbana tratados se pueden sintetizar en: - Predominio de los aspectos ambientalistas y locales frente a la sostenibilidad global. - Predominio de los aspectos tangibles y sensoriales. - Sintonía de los problemas percibidos y los problemas objetivos, excepto en el consumo de energía y agua cuya percepción es minoritaria a pesar de la importancia que le otorgan los datos, estudios y expertos. - Disonancia cognitiva entre la actitud y el discurso proambiental y la actuación individual-colectiva, delegando y atribuyendo las responsabilidades a otros actores. - Preocupación por los efectos “molestos” y condicionantes de la calidad de vida más que por las causas y consecuencias globales y estructurales en virtud de la jerarquía de necesidades de Maslow y los valores materialistas de Inglehart