Estudio de la calcificación vascular en los pacientes con enfermedad renal avanzada
- REVILLA CALAVIA, ALVARO
- Carlos Vaquero Puerta Directeur
- Ana Fernández Urbón Co-directeur/trice
- Enrique San Norberto García Co-directeur
Université de défendre: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 16 décembre 2016
- Eduardo Tamayo Gómez President
- José Miguel Martín Pedrosa Secrétaire
- R. Martínez Sanz Rapporteur
- José Antonio Rodríguez Montes Rapporteur
- Jacinto García García Rapporteur
Type: Thèses
Résumé
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y discapacidad en Europa y suponen una importante carga social y económica. La enfermedad coronaria (EC) es la causa de muerte en un amplio porcentaje de personas, pero el accidente cerebrovascular (ACV), la insuficiencia renal y las complicaciones debidas a la isquemia de las extremidades inferiores también contribuyen a un mal pronóstico. Dado que la aterosclerosis es una enfermedad sistémica, los médicos deben valorar la importancia de detectarla precozmente, para poder establecer el tratamiento correcto y así evitar el daño de los principales órganos. Si se diagnostica un tipo de ECV se debería realizar el estudio en otros lechos vasculares, ya que frecuentemente se asocian. En la calcificación vascular el depósito de fosfato cálcico, en forma de cristales de hidroxiapatita (similar al hueso), puede ocurrir en los vasos sanguíneos y en las válvulas cardíacas. Se ha clasificado la calcificación arterial dependiendo del lugar donde se deposite el calcio, bien sea en la íntima (asociada a la placa de ateroma), o en la capa media arterial (conocida como esclerosis de Mönckeberg).Este segundo tipo está asociado a la rigidez vascular por mineralización de las fibras elásticas y la arteriosclerosis observada con la edad, diabetes y enfermedad renal crónica (ERC) Llama la atención el hecho demostrado de que, en grados moderados de insuficiencia renal, el riesgo de muerte por eventos cardiovasculares es mayor que en la enfermedad renal en estadios terminales que precisen tratamiento sustitutivo, es decir, diálisis o trasplante renal. Esto resulta de especial importancia en personas mayores de 60 años, cuando se ha producido por razones puramente fisiológicas un descenso de la función renal. Por lo tanto, investigando las manifestaciones subclínicas de la enfermedad aterosclerosa avanzada, como son las calcificaciones vasculares, en pacientes con enfermedad renal renal sin enfermedad cardiovascular sintomática podemos conocer el impacto de la aterosclerosis relacionada con la insuficiencia renal. Además, el estudio de la implicación de los dos tipos de TRS más ampliamente implantados (DP y HD) sobre el desarrollo y avance de la enfermedad aterosclerosa nos puede permitir avanzar en el conocimiento de la elevada prevalencia de enfermedad cardiovascular en enfermos con insuficiencia renal avanzada El presente estudio, es prospectivo observacional, realizado en pacientes en Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA). Se compararon los tres grupos ya mencionados, HD, DP y grupo control. Los pacientes fueron evaluados con diferentes técnicas cuando acudían a la consulta rutinaria del nefrólogo Las características clínicas y demográficas y los datos concernientes dichas técnicas, fueron recogidos de forma prospectiva en todos los pacientes. Tras el análisis estadístico de todos los datos se concluye que: 1. Los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática presentan una gran prevalencia de HTA, dislipemia y diabetes mellitus. 2. La fracción de eyección de ventrículo izquierdo se encuentra deprimida en los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática, presentando una elevada prevalencia de hipertrofia del mismo. Esta última es más frecuente en los pacientes en terapia renal sustitutiva con hemodiálisis que en los pacientes en diálisis peritoneal. 3. Las calcificaciones vasculares aórticas, en vasos de pelvis y vasos de las manos son mayores en los pacientes con enfermedad renal terminal sin enfermedad cardiovascular sintomática en terapia renal sustitutiva con hemodiálisis en el momento basal y al año de seguimiento, que en los pacientes en terapia sustitutiva con diálisis peritoneal. 4. Los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática en terapia renal sustitutiva con hemodiálisis presentan un índices de riesgo de eventos cardiovasculares (Adagrao y Kauppila) más elevados que los tratados con diálisis peritoneal. 5. El índice tobillo-brazo es mayor en los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática en terapia renal sustitutiva con hemodiálisis en el momento basal y al año de seguimiento que en los pacientes en terapia sustitutiva con diálisis peritoneal. 6. Las mediciones ecográficas (grosor de bulbo carotídeo derecho, grosor de carótida interna derecha, grosor de bulbo carotídeo izquierdo, grosor de carótida interna izquierda, GIMC y GIMC medio) son mayores en los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática en terapia renal sustitutiva con hemodiálisis en el momento basal y al año de seguimiento, que en los pacientes en terapia sustitutiva con diálisis peritoneal. Además, dichas diferencias aumentan con el seguimiento. 7. Los parámetros analíticos del metabolismo mineralo-óseo Fósforo e Índice Calcio/Fósforo son menores en los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática sin terapia renal sustitutiva que en los pacientes en hemodiálisis o en diálisis peritoneal. 8. Los niveles de parathormona en los en los pacientes con enfermedad renal avanzada sin enfermedad cardiovascular sintomática sin terapia renal sustitutiva eran menores que en los pacientes en hemodiálisis o en diálisis peritoneal. Tras un año de seguimiento, dicha diferencia se mantenía exclusivamente en el grupo de pacientes en hemodiálisis. 9. Más de la mitad de los pacientes con enfermedad renal terminal sin enfermedad cardiovascular sintomática presentaban niveles de Vitamina D inferiores a la normalidad en el momento basal y tras un año de seguimiento.