Desarrollo y utilidad de las técnicas de elisa y quimioluminiscencia para el diagnóstico de la tularemia humana

  1. Durántez Fernández, Carlos
Zuzendaria:
  1. Antonio Orduña Domingo Zuzendaria
  2. María Simarro Grande Zuzendarikidea
  3. María José Castro Alija Zuzendarikidea

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 2019(e)ko iraila-(a)k 23

Epaimahaia:
  1. José María Eiros Bouza Presidentea
  2. David Rodríguez Lázaro Idazkaria
  3. Aurora Bueno Cavanillas Kidea
Saila:
  1. Anatomía Patológica, Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública, Medicina Legal y Forense

Mota: Tesia

Laburpena

La tularemia es una enfermedad infecciosa producida por las bacterias del género Francisella (principalmente F. tularensis tularensis y F. tularensis holarctica), que afecta a diversos animales y a personas. La tularemia es una zoonosis endémica en ciertas áreas geográficas del hemisferio norte y una zoonosis emergente en nuestro país. Hasta el brote de tularemia humana de 1997-98 no se habían declarado oficialmente casos autóctonos de dicha enfermedad. Este brote de tularemia humana se desarrolló desde finales de noviembre de 1997 hasta abril de 1998, notificándose 559 casos repartidos en 10 Comunidades Autónomas de los que 513 pertenecían a Castilla y León. Posteriormente en el período 2007-2008 se declaró otra epidemia de tularemia cuyo reservorio principal y fuente de infección fueron los topillos (Microtus arvalis). Este segundo brote se extendió desde el centro y sur de la provincia de Palencia hasta el norte y centro de la provincia de Zamora con 507 casos confirmados. Aparte de estos episodios, se han detectado alrededor de 20 casos de tularemia anuales en períodos interepidémicos. Desde el punto de vista clínico hay que destacar que la tularemia puede ocasionar cuadros clínicos graves e incluso mortales, aunque en más de la mitad de los infectados puede cursar con ausencia de sintomatología. Así la infección por F. tularensis ocasiona desde formas asintomáticas a cuadros clínicos muy variados. Esto es de suma importancia para su diagnóstico ya que puede confundirse con otras enfermedades, especialmente cuando el antecedente epidemiológico no está claro. Por estos motivos la enfermedad podría ser más prevalente de lo que parece. Los hallazgos de laboratorio en casos sospechosos de tularemia son frecuentemente inespecíficos. El cultivo es una técnica de escasa utilidad para el diagnóstico de la enfermedad, ya que el aislamiento de la bacteria resulta difícil incluso cuando el paciente está en la fase aguda de la enfermedad. Las técnicas serológicas se basan generalmente en la detección de anticuerpos aglutinantes frente a Francisella tularensis, sin embargo la persistencia de Ac en el caso de haber sufrido un contacto previo con Francisella, complica el diagnóstico serológico. Por ello nos hemos planteado desarrollar nuevas técnicas de diagnóstico de la tularemia humana que soslayen los problemas derivados de la falta de especificidad (como reacciones cruzadas con Brucella) así como que aumenten la sensibilidad y permitan una automatización del diagnóstico. Como objetivos nos hemos fijado: - Obtener el antígeno LPS de Francisella para el desarrollo de una técnica de ELISA que permita el diagnóstico de la tularemia humana. - Estudio de la sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivo y negativo de las técnicas. - Estudio comparado de la utilidad las técnicas de quimioluminiscencia, ELISA y microaglutinación. - Evaluar el comportamiento frente a una batería de 773 sueros: • 364 sueros de 364 pacientes con diagnóstico de tularemia procedentes del brote acaecido en 1997-98 en la región de Castilla y León. • Grupo control negativo, constituido por 152 sueros de personas residentes en los mismos pueblos y área geográfica en que apareció el brote de tularemia de 1997-98. • 100 sueros de 100 pacientes que acudieron a la consulta del médico con sospecha de tularemia en los que la enfermedad no fue confirmada. • Grupo de pacientes con otras enfermedades, concretamente 97 sueros de pacientes con diagnóstico de brucelosis aguda, 30 sueros con diagnóstico de otras enfermedades infecciosas y 30 sueros con diagnóstico de enfermedades autoinmunes. Los resultados de sensibilidad fueron superiores al 90% y los de especificidad cercanos al 97% en todas las pruebas. Sin embargo, más del 13% de los pacientes con serología positiva frente a Brucella fueron también positivos en todas las pruebas serológicas frente a tularemia. Se demostró que ELISA es la prueba de elección durante epidemias y en estudios seroepidemiológicos, y la quimioluminiscencia es la más útil en periodos interepidémicos cuando el número de sueros a estudio es menor.