Evaluación de las técnicas de imagen en el diagnóstico de carcinoma hepatocelular en pacientes candidatos a trasplante hepático
- VILLACASTIN RUIZ, ELENA
- Agustín Caro Patón Director
- Hermógenes Calero Aguilar Codirector
- Baltasar Pérez Saborido Codirector
Universidad de defensa: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 19 de diciembre de 2014
- Jaime Mendez Martin Presidente/a
- David Pacheco Sánchez Secretario
- Ignacio González Pinto Vocal
- María Jesús Velasco Marcos Vocal
- Serafín Costilla García Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Introducción: El hepatocarcinoma (CHC) es una complicación frecuente de la cirrosis. El trasplante hepático (TH) es una opción terapéutica válida si se cumplen unos criterios restringidos en el tamaño y número de lesiones detectadas con las técnicas de imagen en el estudio pre-trasplante. (Criterios de Milán). Objetivo: Evaluar las técnicas de imagen (US, TC, RM y TC postembolización con lipiodol) en la detección y estadificación de CHC en los pacientes candidatos a trasplante hepático mediante la correlación de sus hallazgos con los del explante. Pacientes y método: Estudio retrospectivo de 273 pacientes trasplantados de hígado en los que se confirmó la presencia de 218 nódulos de CHC. Comparamos el diagnóstico radiológico preoperatorio de CHC con el anatomo-patológico definitivo, lo que permite evaluar la precisión diagnóstica de las diferentes pruebas e identificar la concordancia entre la estadificación tumoral preoperatoria y la postoperatoria. Resultados: Encontramos 218 nódulos de CHC en 109 pacientes (prevalencia 39,9%), con un tamaño medio de 20,5mm ±12,8mm. El CHC es más frecuente en varones que en mujeres (44,6%/23,3%), su incidencia aumenta con la edad y es más frecuente en pacientes con cirrosis de etiología vírica (B o C). En el análisis por pacientes la sensibilidad del US, TC, RM y TC postlipiodol fueron del 80,4%, 81,1%, 90,5% y 92,8%. La especificidad de estas técnicas fue respectivamente del 96,3%, 96,2%, 82,1% y 62,5%. Se obtienen beneficios en términos de sensibilidad sin detrimento significativo de la especificidad al sumar las técnicas de manera secuencial El mayor beneficio lo hemos observado al añadir US y TC con S de 88% y E de 95,7%. Con las pruebas de imagen obtenemos un correcto estadiaje en el 83,4% de los pacientes, un subestadiaje del 11,7% y un sobreestadiaje del 5,5%. En el análisis por nódulos la sensibilidad de las técnicas es del 55,6%, 52,4%, 65,9% y 60,1% respectivamente. Los datos son inferiores a los del análisis por pacientes, hecho que parece estar principalmente determinado por el tamaño tumoral. Las cifras de sensibilidad mejoran muy significativamente cuando el nódulo es mayor de 2cm de diámetro. Todas las pruebas infraestiman el tamaño tumoral. Esta diferencia se reduce en nódulos tratados con quimioembolización o técnicas de ablación en el tiempo de intervalo entre la técnica de imagen y el trasplante, por lo que la diferencia puede deberse al crecimiento del tumor en este periodo de intervalo. Conclusiones: Las técnicas de imagen que hemos evaluado se comportan como una buena estrategia para el diagnóstico pre-trasplante de CHC, la combinación secuencial de las distintas técnicas consigue unos índices de validez adecuados en la detección del tumor con unas cifras aceptables de falsos negativos (FN) y falsos positivos (FP). El estadiaje de los pacientes, necesario para decidir el abordaje terapéutico es apropiado. No obstante, las cifras de sub y sobre estadiaje invitan a seguir buscando nuevos avances tecnológicos que permitan mejorar la precisión diagnóstica.