Variaciones corneales producidas por el uso de lentes de contacto de hidrogel de silicona de lotrafilcon a y lentes de contacto de etafilcon a en uso continuado
- José Carlos Pastor Jimeno Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 2010(e)ko urtarrila-(a)k 22
- Santiago Mar Sardaña Presidentea
- José María Herreras Cantalapiedra Idazkaria
- Jesús Pintor Kidea
- Jaume Pujol Ramo Kidea
- Eva Yebra-Pimentel Vilar Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El uso de lentes de contacto provoca edema corneal al inducir hipoxia o cambios osmóticos en sus fluidos sobre todo en uso prolongado (manteniendo la lente de contacto durante el sueño). El edema corneal está directamente relacionado con la permeabilidad (Dk) o la transmisibilidad (Dk/t) al oxígeno de la lente de contacto y con la aparición de diferentes complicaciones, mayores en uso prolongado. Un edema corneal del 6% causa cambios inaceptables tanto en la estructura como en la función corneal en usuarios de lentes de baja permeabilidad al oxígeno después de 5 años de uso diario o de sólo 2 años de uso prolongado. Por este motivo, la medida del edema corneal, determinando el cambio en su espesor, es un parámetro ampliamente utilizado y aceptado para valorar el impacto del uso de lentes de contacto sobre la superficie ocular. Existen diferentes técnicas de medir el espesor corneal (paquimetría). Una de las más empleadas es la paquimetría ultrasónica que precisa el uso de colirios anestésicos y el contacto con la superficie corneal. Otros paquímetros no invasivos como los ópticos (paquímetro Haag-Streit), los basados en microscopía confocal, análisis de barrido por sección óptica o tomografía óptica de coherencia (OCT) han demostrado su utilidad para medir el espesor corneal con buena correlación entre sus medidas sin que se haya demostrado su utilidad para medir y monitorizar el grado de edema corneal secundario al uso de lentes de contacto. Sin embargo, existe cierta controversia respecto a posibles diferencias en el grado de edema corneal inducido por el uso de lentes de contacto en el centro y en la periferia corneal que podrían explicar determinadas complicaciones relacionadas con el uso de lentes de contacto. Estas diferencias en el grado de edema se justifican principalmente por diferencias anatómicas (organización de las lamelas de colágeno) entre el estroma anterior y posterior y por las diferencias en la densidad de células endoteliales. Así, hay trabajos que proponen que la córnea se edematiza uniformemente, otros que encuentran un edema menor en el centro, pero la opinión más extendida es que el edema es mayor en el centro que en su periferia. Sin embargo, no existen trabajos que comparen el edema corneal inducido por lentes de contacto hidrofílicas aprobadas para su uso prolongado o en condiciones de uso clínico. Además, tampoco existen trabajos que contemplen las variaciones circadianas y fisiológicas que presenta el espesor corneal con el tiempo, ni tienen en cuenta posibles diferencias por nuevos materiales que permiten fabricar lentes de alta permeabilidad que han sido aprobados para su uso prolongado durante 30 días. Por otro lado, existen claras evidencias que demuestran que la presencia de hipoxia corneal secundaria al uso de lentes de contacto provoca siempre cambios anatómicos y/o funcionales en diferentes estructuras corneales que pueden suponer el inicio de lesiones o complicaciones oculares potencialmente graves y de mayores consecuencias para la visión (que pueden justificar hasta el 10% de las urgencias oftalmológicas en Reino Unido). Algunas de estas complicaciones son potencialmente graves (insuficiencia límbica, vascularización corneal, etc.) y afectan principalmente a la periferia corneal en usuarios de larga evolución de lentes de contacto hidrofílicas, es decir, en córneas que están sometidas a hipoxia de forma crónica. Pero, paradójicamente estas alteraciones se presentan sin afectación clínica concomitante en la zona corneal central mientras que a tenor de los resultados publicados en la literatura, deberían de acompañarse de lesiones clínicas centrales por presentar un mayor grado de edema y por tanto de alteración funcional y anatómica de la córnea. Además, estas complicaciones pueden afectar al 70% de los usuarios de lentes de contacto hidrofílicas, que representan el 90% de todos los portadores, puesto que en menos del 30% de las adaptaciones en 2007, se prescribieron lentes hidrofílicas de alta permeabilidad al oxígeno. Esto significa, que la mayor parte de los usuarios de lentes de contacto hidrofílicas utilizan lentes de baja permeabilidad al oxígeno y están sometiendo su córnea a mayores niveles de hipoxia que si utilizaran lentes de alta permeabilidad. Se estiman más de 120 millones de portadores de lentes de contacto en todo el mundo. Esta tesis ha validado técnicas de medida y monitorización no invasiva del edema corneal inducido por el uso continuado de lentes de contacto, demostrando que no existen diferencias significativas entre el grado de edema central o periférico. Esta información permitiría aclarar la controversia entre la aparición de complicaciones que afectan a la periferia corneal sin repercusión clínica en la zona central, una mejor selección del material de la lente de contacto por parte del adaptador, mejorar las recomendaciones de uso por parte del usuario, readaptar a usuarios de lentes de contacto que presenten complicaciones periféricas incipientes y minimizar la incidencia de las complicaciones que afectan a la periferia corneal que pueden afectar a la mayoría de los portadores de lentes de contacto que utilizan lentes hidrofílicas de baja permeabilidad al oxígeno.