Nietzsche ante la experiencia del nihilismoun proyecto de reapropiación estética de la existencia

  1. Frontela Asensio, Pablo
Dirigida por:
  1. José Manuel Chillón Lorenzo Director

Universidad de defensa: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 04 de junio de 2019

Tribunal:
  1. Alfredo Marcos Martínez Presidente
  2. Joaquín Esteban Ortega Secretario
  3. Patxi Lanceros Méndez Vocal
Departamento:
  1. Filosofía (Filosofía, Lógica y Filosofía de la Ciencia,Teoría e Historia de la Educación, Filosofía Moral, Estética y Teoría de las Artes)

Tipo: Tesis

Resumen

La modernidad puede ser resumida como la conquista de la subjetividad. El sujeto es el elemento capital del nuevo cosmos filosófico. A partir de este concepto se vertebrará una episteme novedosa donde los distintos hitos del pensamiento, desde la ética hasta la gnoseología pasando por la reflexión sobre la ciencia, hallarán su sustento en el propio hombre. Necesariamente la configuración estructural del hombre ha sufrido un cambio sustantivo para poder sostener las exigencias de cariz epistemológico de la respectiva razón subjetivista moderna, cuyo desarrollo fue en connivencia con el de la ciencia, imbricando sus condiciones fundamentales en los aspectos elementales del sujeto, de tal forma que este quedó cifrado en caracteres epistémicos. A pesar del prometedor porvenir que se aventuraba para los siglos modernos, una fe apoyada en los numerosos avances tecnocientíficos y en una filosofía de cuño escatológico, el proyecto moderno colapsaría en la terrible experiencia del nihilismo a lo largo de la centuria decimonónica. El nihilismo se yergue como la pérdida de aquellos valores supremos sobre los que se había armado el universo occidental; el sujeto, por tanto, sufriría las acometidas cáusticas de tal acontecimiento catastrófico. Nietzsche prestará especial atención a dicho fenómeno, sin embargo, desde una aproximación genuina, a saber, la cuestión de la existencia. El filósofo alemán entenderá que el nihilismo no es una situación específica de la modernidad, sino el hito conclusivo de la lógica de toda la tradición europea, desde sus mismos momentos fundacionales en los tiempos de la Grecia clásica: la historia de Europa es la historia del nihilismo, sentencia. Entendiendo por tal la pérdida del sujeto de su conciencia de experiencia de existencia concreta, particular, intransferible, con todo, encarnada. Nietzsche enfrenta el problema del nihilismo, por tanto, como una cuestión de índole existencial con la pretensión de recuperar la condición fundamental del sujeto, la cual había sido enajenada durante los más de dos mil años del longevo horizonte metafísico de la filosofía. Nietzsche traza un discurso que liga la Antigüedad y la Modernidad como una continuidad de los avatares de la estrategia metafísica platónica de la duplicación de mundos –mundo verdadero y mundo aparente– y de la escisión del alma y el cuerpo. Una disposición metafísica que en la modernidad se concretó mediante la doctrina de la adecuación y la consecuente prioridad de la mente respecto de la materia. Con todo, la historia de la filosofía de Occidente, dice Nietzsche, es la del relato de la enajenación de la existencia encarnada del sujeto en un dominio eidético ajeno al mundo efectivo y a la vida sensible: el sujeto epistémico es radicalmente extraño respecto del sujeto no metafísico, que Nietzsche tilda como trágico. La siguiente tesis parte de esta premisa conceptual de la enajenación de la existencia para presentar el proyecto nietzscheano de la reapropiación como la condición típica de un mundo que ha superado la escisión dramática que la metafísica había impuesto sobre las conciencias. Para ello, se ha dispuesto la tesis en tres capítulos: en el primero se ha presentado el posicionamiento radical de Nietzsche respecto de la existencia, que hemos cifrado bajo el concepto de "corporalidad" como complejo elemental del sujeto trágico, cuya condición se revela sintética. Una síntesis de lo espiritual y lo somático que ha superado la esquizofrenia agónica de la antropología metafísica platónica, y cartesiana después. En este capítulo se presenta que la condición existencial del sujeto trágico no es epistémica, pues esta es nihilista, sino estética. Una síntesis artístico-filosófica que sume la realidad de la vida en un sustrato esencialmente asignificativo que compromete al sujeto con la tarea incesante de su vida encarnada: el fondo inescrutable del mundo humano exige del individuo trágico la constante creación de su propio sentido; el segundo capítulo es una detallada exposición del nihilismo donde este es presentado como el legado platónico. Las distintas estrategias modernas quedan finalmente constreñidas en el fetichismo adecuacionista cartesiano que es, a su vez, el testigo moderno de la dialéctica idealista platónica; finalmente el tercer y último capítulo aborda los conceptos fundamentales de Nietzsche, como "voluntad de poder", "eterno retorno" o "superhombre" y los presenta como hitos capitales afirmadores del proyecto de la reapropiación.