El soldado políticoel Gran Capitán y la Italia de los Reyes Católicos

  1. Carlos José Hernando Sánchez
Revista:
Revista de historia militar

ISSN: 0482-5748

Año de publicación: 2015

Título del ejemplar: 500 años de la muerte del "Gran Capitán"

Número: 2

Páginas: 45-114

Tipo: Artículo

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Resumen

En 1503 la conquista protagonizada por el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, completó la agregación del reino de Nápoles a la Monarquía de los Reyes Católicos y en 1504 comenzó legalmente el gobierno del primer virrey, pero continuó la trayectoria histórica de un soldado político, iniciada en 1495 con la primera guerra de Nápoles en apoyo a la rama local de la Casa de Aragón. La conquista española, consumada por las nuevas técnicas militares que dieron al Gran Capitán la victoria sobre las fuerzas militares de Francia, fue interpretada por contemporáneos como los florentinos Maquiavelo y Guicciardini en función del cálculo político, la ambición y la rivalidad entre los príncipes y nobles que participaron en aquel proceso. Pero la agregación del reino de Nápoles a la nueva Monarquía de España extendió también el horizonte expansivo de ésta. La defensa de la integridad del patrimonio heredado por los Reyes Católicos, en el cual el reino insular de Sicilia Ultra Farum desempeñaba un papel fundamental pese a su aparente distancia, solo podía asegurarse a través del control del reino continental de Sicilia Citra Farum (Nápoles), que Fernando el Católico se propuso recuperar para la rama central de su dinastía tras su separación de ésta a la muerte de Alfonso V el Magnánimo en 1458. Nápoles se convirtió así en el centro de un gran designio mediterráneo que llevó a intervenir en el resto de Italia, como retaguardia del reino partenopeo, así como en el Norte de África, a fin de contener el avance otomano. Esa batalla formaba parte de un programa político que legitimaba la expansión de España a partir de sus intereses comerciales y de los tradicionales ideales de cruzada. El Rey Católico se convirtió en árbitro de Italia gracias también a sus numerosos agentes, sobre todo en la corte pontificia, creando un eje entre Roma y Nápoles que sería decisivo para el futuro político y cultural de la Monarquía. En ese horizonte, la acción política del Gran Capitán desembocó en un conflicto irresoluble con Fernando el Católico durante el período de las regencias en Castilla.