Miriam VALDÉS GUÍA, Prácticas rituales y discursos femeninos en Atenas. Los espacios sacros de la gyne (=Estudios Helénicos 1), Madrid-Sevilla, UAM Ediciones-Editorial de la Universidad de Sevilla, 2020

  1. Aida Fernández Prieto
Revista:
Vínculos de Historia

ISSN: 2254-6901

Año de publicación: 2022

Título del ejemplar: Mucho más que piedras: las fortificaciones en la Historia.

Número: 11

Páginas: 558-561

Tipo: Reseña

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Resumen

En las últimas décadas se ha venido remarcando el importante papel de la mujer ateniense (gyne) en el terreno de la ciudadanía y de la religión cívica de la Atenas arcaica y clásica, mientras que estudios más recientes han defendido explícitamente la existencia de una ciudadanía religiosa de las mujeres. La presente obra, la cual, como la misma autora indica, recoge tanto estudios inéditos como trabajos previos ya publicados —pero actualizados—, pretende, precisamente, contribuir a este conocimiento de la mujer ateniense en época arcaica y clásica, tratando de entender los modos de actuar y de incidir (agency) de las mujeres casadas ciudadanas en la comunidad política de Atenas en la esfera de lo religioso y, en particular, en el ámbito público de la religión cívica. Es precisamente en este último marco, como plantea M. Valdés, que las gynaikes atenienses desempeñan un papel equiparable o, al menos, equiparado al de los varones. Ello lleva a la autora a interesarse por el modo en el que se articula esta versión femenina del poder público y político masculino en el ámbito del ritual, pero también a prestar atención a los posibles discursos (logoi) femeninos que pueden reconocerse en estas prácticas rituales. Tales discursos, que versan sobre temas tan variados como la sexualidad, la reproducción, la curotrofía, la relación madre-hijo, la educación, la paz, la guerra, la justicia, etcétera, si bien pueden estar impregnados de la ideología dominante masculina, pueden presentarse también como alternativas a los discursos oficiales de los varones, además de evidenciar “saberes” de las mujeres en campos como los del tejido o la narrativa. Puesto que el objetivo de este trabajo no es llevar a cabo un análisis exhaustivo de los aspectos y prácticas rituales que involucran a las mujeres en Atenas, sino ofrecer un cuadro general del modo en el que la mujer ateniense se implica en la comunidad política a través de la esfera religiosa, el foco se sitúa específicamente en las mujeres casadas ciudadanas (astai) y en el papel que estas desempeñan en contexto urbano, dejando a un lado el ámbito rural y las prácticas que conciernen a niñas y jóvenes no casadas (parthenoi), a las que se menciona solo marginalmente. La obra se articula en tres partes y trece capítulos. Cada una de las partes trata las prácticas rituales de las mujeres en conexión con una divinidad determinada: así, la primera parte (capítulos 1 y 2), se dedica a Deméter; la segunda (capítulos 3 al 7), a Dioniso; y la tercera (capítulos 8 al 13), a Atenea y Afrodita. El capítulo 1 se centra en el discurso sexual y reproductivo en las fiestas en honor a Deméter (las Tesmoforias), en particular, en los insultos ritualizados (aischrologia) que forman parte de esta celebración. La licencia verbal femenina en el contexto de la fiesta, que se manifiesta también en la “libertad de palabra” y en la participación de las mujeres en la deliberación “política” y “judicial” —presentada como reversión en la comedia— deja entrever, como plantea M. Valdés, la posibilidad de un discurso femenino alternativo al de los varones, el cual, aunque se percibe como una amenaza, es aceptado, pero restringido al marco de este ritual. La cuestión de la “justicia” y “deliberación” femeninas en las Tesmoforias se trata con más profundidad en el capítulo 2, donde se analizan las “resonancias” políticas de esta fiesta, examinando, para ello, la conexión entre las Tesmoforiantes de Aristófanes y las Euménides de Esquilo, junto a las posibles inferencias que, en dicho sentido, se desprenden de ambas obras. Entre tales “resonancias”, M. Valdés incluye el espacio de celebración de las Tesmoforias, defendiendo la hipótesis de que dicha fiesta tendría lugar en las proximidades del Areópago (sede principal del consejo y tribunal en época arcaica y tribunal homicidios época clásica), lo que supondría, la ocupación temporal por parte de las mujeres de un espacio político y judicial fundamental de la ciudad. El capítulo 3, que inaugura la segunda parte de este trabajo, aborda el papel de la basilinna (en origen la esposa del arconte basileus) y de las ayudantes de esta, las gerarai o “venerables”, en la celebración de las Antesterias. Se incide, en particular, en la posición preeminente que estas mujeres ocupan en la relación de la comunidad con el dios, en especial en el restablecimiento del orden comunitario, que se vincula en el plano del ritual con la muerte y posterior vuelta a la vida de Dioniso y con el papel que las féminas tienen en este sentido, tanto en el mito como en el ritual. Estas últimas cuestiones se tratan en detalle en el capítulo 4, donde, partiendo de testimonios iconográficos y literarios, se intenta descifrar el contenido de esos ritos “secretos” y el papel de las mujeres en ellos. El capítulo 5, por su parte, se centra en otro momento de esta celebración, que sería el de la unión sagrada (hieros gamos) entre Dioniso y la basilinna, la cual restaura la relación de la comunidad con el dios, confiriendo legitimidad a Atenas. En este capítulo se aborda, además, la topografía de la fiesta y se hace hincapié en cómo, en dicho contexto, las mujeres ocupan el ágora (vieja), centro político y simbólico de la polis. El capítulo 6 está dedicado a otra controvertida fiesta en honor de Dioniso, las Leneas, en las que, a diferencia de las anteriores, parece que prima o se concede más visibilidad al elemento masculino que al femenino. En efecto, y aunque las evidencias permiten sugerir la existencia de un espacio autónomo para los ritos de mujeres en la fiesta, la ausencia de referencias explícitas en este sentido parece denotar un control por parte de los varones del menadismo y de las seguidoras de Dioniso. El capítulo 7, por su parte, pone el foco en los ritos de las Tíades atenienses en Delfos (donde se llevaba a cabo el despertar del dios Dioniso), y en cómo en tales ritos se reproducen, como en las Antesterias, elementos propios de las actividades públicas del varón. No en vano, como se plantea a través del análisis de una serie de representaciones iconográficas y del testimonio arqueológico, parece observarse una confluencia entre los ritos de las Tíades y los de las gerarai El capítulo 8, que abre la tercera parte de esta obra, se ocupa del papel de la mujer ateniense en el mito de la autoctonía. En dicho mito, las mujeres ocupan una posición secundaria, supeditada a la de los varones. El logos de la autoctonía, aunque impregnado de la ideología masculina, deja también vislumbrar logoi propios de las mujeres, quienes reclaman su papel de engendradoras y madres, pero también en la autoctonía y en la continuidad y reproducción de la polis a través de la participación en cultos, como el de Atenea Polias. Esta última cuestión se trata, precisamente, en el capítulo 9, en el que se analizan las funciones de las mujeres en el culto a la diosa, haciéndose hincapié en el ritual del tejido del peplo y su simbolismo (para la reproducción de la polis y como “hablar femenino”) y en el relevante papel de la sacerdotisa de Polias (y sus asistentes), quien tiene autoridad en cuestiones que afectan a la seguridad de la ciudad y a la guerra y cuya opinión es tenida en cuenta por los varones. La identidad entre las atenienses y Atenea se observa también, como se desarrolla en el capítulo 10, en ciertos rituales conectados con ritos de paso asociados al matrimonio, en los que las mujeres imitan y representan el papel de Atenea, con la que se identifican ahora en su faceta victoriosa y militar (como “mujeres en armas”). Los capítulos 11 y 12, por su parte, están dedicados a Mirrina, la primera sacerdotisa de Atenea Nike bien conocida por la epigrafía, analizándose, en primer lugar, el nombre de este personaje y su significado (conectado con Afrodita), así como el personaje histórico detrás del mismo, para pasar a hablar, a continuación, de la Mirrina aristofánica y su relación con los logoi femeninos sobre la paz. Finalmente, el capítulo 13 se consagra a la relación entre las atenienses y Afrodita, divinidad que en esta polis se ve desplazada en su faceta bélica por Atenea, erigiéndose principalmente como diosa de la procreación, la sexualidad y el amor erótico. Las prácticas cultuales de las mujeres vinculadas a Afrodita conllevan, no obstante, un desplazamiento de aquellas fuera del hogar, a espacios considerados de reversión, donde se llevan a cabo rituales autónomos en los que está presente este logos ritualizado sobre la sexualidad vinculado a la fertilidad, pero también a otros “sub-discursos secretos” de las mujeres, los cuales son percibidos en el imaginario social como una suerte de “armas de mujer”, a los que se recurre para ocupar o usurpar en el plano del imaginario y/o del ritual el centro de la actividad política y militar del que aquellas han sido relegadas, al igual que Afrodita. En definitiva, esta obra, aunque acotada en gran medida a las prácticas rituales (públicas) de las mujeres (casadas) atenienses en contexto urbano, cumple con creces el objetivo propuesto, que es el de ofrecer una panorámica general de un tema tan amplio y complejo como es el de la participación femenina en la comunidad política de Atenas (arcaica y clásica) a través de la implicación de las mujeres en la religión cívica. Las hipótesis que M. Valdés plantea en este sentido están bien fundadas y respaldadas por el análisis exhaustivo y crítico de testimonios literarios de diversa índole y procedencia, pero también —y esta es una de las fortalezas de este trabajo—, por el manejo y estudio de otras fuentes, que contribuyen a completar y a contrastar la información ofrecida por la literatura, como son: la epigrafía, la arqueología y la iconografía; fuentes, todas ellas, de las que la autora manifiesta un excelente conocimiento. El esfuerzo por desentrañar los discursos femeninos que se dan en las prácticas rituales en las que participan las mujeres atenienses es uno de los grandes retos que enfrenta este trabajo y, a la vez, otra de las fortalezas del mismo. A lo largo de los trece capítulos que componen esta obra, M. Valdés no solo logra reconocer múltiples discursos femeninos (por lo general impregnados por la ideología masculina imperante), sino vislumbrar o intuir otra suerte de discursos “alternativos” a los de los varones y, de este modo, dar voz propia a las mujeres de Atenas.