La hiperhomocisteinemia como factor de riesgo cardiovascular tras el trasplante renal

  1. MANRIQUE ESCOLA, JOAQUIN FRANCISCO
Dirigida por:
  1. Pedro Errasti Goenaga Director/a
  2. José Antonio Rodríguez García Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 22 de junio de 2005

Tribunal:
  1. Jesús Bustamante Bustamante Presidente
  2. Oscar Beloqui Ruiz Secretario/a
  3. José Antonio Páramo Fernández Vocal
  4. Manuel Arias Rodríguez Vocal
  5. Ildefonso Lampreabe Gaztelu Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 300931 DIALNET

Resumen

Titulo la hiperhomocisteinemia como factor de riesgo cardiovascular tras el trasplante renal resumen: La enfermedad cardiovascular constituye la principal causa de muerte tras el trasplante renal, incluso se ha descrito como la principal causa de pérdida del injerto tras el primer año postrasplante. A pesar de la detección y prevención de los factores de riesgo cardiovascular clásicos (HTA, hipercolesterolemia, diabetes, tabaquismo, sedentarismo...), existe un exceso de morbi-mortal i dad que no se explica exclusivamente por éstos. Se han descrito una serie de "nuevos" factores entre los que destaca la hiperhomocisteinertria. La homocisteina es un metabolito intermedio del ciclo de la metionina, y se ha propuesto que la elevación de sus niveles plasmáticos podría contribuir al desarrollo de aterosclerosis. Los mecanismos propuestos incluyen un incremento de la inflamación, del estrés oxidativo, de las alteraciones protrombóticas y en definitiva, la disfunción endotelial. El tratamiento con acido fólico y complejo B se ha demostrado eficaz en el descenso y normalización de la homocisteina en la población general, en pacientes con enfermedad renal crónica en programa de diálisis y tras el trasplante renal, aunque no se ha demostrado hasta la fecha un descenso en la mortalidad de origen cardiovascular. Hemos seleccionado una población de 56 pacientes con hiperñocisteinemia (HC14 mol/L), y hemos randomizado a la mitad de ellos a recibir tratamiento con acido fólico (10 mg/día) y complejo B (B12 500 mg/día y B6 250 mg/dia), y un tercer grupo de pacientes trasplantados con niveles de homocisteina normales como controles (< 14 mol/L). Hemos determinado marcadores de inflamación (proteina c reactiva de alta sensibilidad, albúmina plasmática y prostgalandina E2), de estrés oxidativo en orina (8-oh-deoxiguanosina como marcador de oxidación de dna, y F2-isoprostano, marcador de peroxidación lipídica), protrombóticos (fibrinógeno y factor von willebrand), función endotelial mediante el protocolo ecográfico de medición de la capacidad vasodilatadora del endotelio la arteria braquial y otros marcadores de remodelado vascular como el VEGF. Hemos observado que la población trasplantada renal con hiperhomocisteinemia presenta una elevación basal de los marcadores de inflamación PCRus e hipoalbuminemia, mayor capacidad protrombótica medida por vWF, y peor función endotelial medida por capacidad vasodilatadora dependiente de endotelio, respecto de los pacientes con HC normal. El tratamiento descrito se acompañó de una reducción de la PCRus, una mejoría de los marcadores de protrombosis vwf y fibrinógeno, descenso de la 8-oh-dG y mejoría de la función endotelial medida mediante ecografía, tras tres meses de tratamiento. El tratamiento de la hiperhomocisteinemia tras el trasplante renal se acompaña de mejoria de marcadores inflamatorios, protrombóticos, de estrés oxidativo y de función endotelial medida por ecografía Doppler. Esta mejoría del perfil aterosclerótico de los pacientes trasplantados renales podría contribuir a un descenso de los eventos cardiovasculares a largo plazo