Sutiles substrancias de la arquitectura de Lina Bo Bardi

  1. FERNANDES DE OLIVEIRA, OLIVIA
Dirigida por:
  1. Josep Quetglas Riusech Director/a

Universidad de defensa: Universitat Politècnica de Catalunya (UPC)

Fecha de defensa: 17 de enero de 2002

Tribunal:
  1. Carlos Martí Arís Presidente/a
  2. Pedro Azara Nicolás Secretario/a
  3. Iñaki Ábalos Vázquez Vocal
  4. Juan Antonio Cortés Vázquez de Parga Vocal
  5. Miguel Usandizaga Calparsoro Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 90997 DIALNET

Resumen

Lina utilizó el termino "substancias" en lugar de "materiales", para explicar de qué estaba hecha su arquitectura, es decir compuesta por lo esencial, lo que alimenta, da fundamento y resistencia a la vida. Se comprende así la importancia de determinados elementos vegetales, minerales, aéreos o acuosos en sus edificios, y de expresiones que Lina utilizó repetidamente para nombar algunos de ellos: Rio Sao Francisco, queda d'agua del Pai-Xangó, cidadela, terreiro, jardin de ervas aromaticas y odorantes, términos simbólicos referidos a lugares existentes o propios de religiones y costumbres populares. Sus arquitecturas vienen tratadas como lugares sagrados, en cuanto purificados, sanadores, mágicos y, sobre todo, lugares lúdicos y colectivos donde la noción de tiempo lineal deja de existir, dond el placer y el deseo afloran libremente. Por sus arquitecturas se multiplica toda una combinación infinita de piezas: rios, gargolas, estanques, cascadas, árboles, pilares-árbol, escaleras, etc. Esta constante repetición de un mismo elemento, en diversas obras, épocas y lugares, hace que toda noción cronológica de tiempo queda apartada de su arquitectura, y que toda su obra pueda ser leída, simultáneamente, como un crisol donde las cosas se mezclan y superponen. En estas substancias no existen partes, ni extensión, ni figura, ni divisibilidad posibles. Son átomos, objetos que tienende al infinito y, a la vez,esponjas que absorben para sí el entorno. La arquitectura concebida como un organismo apto para la vida, no es una forma encerrada en sí misma, sino un lugar abierto a lo imponderable, en constante tensión, que va liberando energía con el uso y la vida que las personas le aportan. Esa arquitectura absorbe, se mimetiza y tatua con todo lo que encuentra a su alrededor: la naturaleza, las prácticas y expresiones populares, sean laicas o religiosas, las más diversas artes del hacer, desde la culinaria hasta el