Reconstruyendo la historia de los bosques pirenaicos
- Jesús Julio Camarero 1
- Sandra Garcés-Pastor 2
- Emilia Gutiérrez 2
- Valentí Rull 3
- Teresa Vegas-Vilarrúbia 2
- Núria Cañellas-Boltà 3
- Gabriel Sangüesa Barreda 1
- Mari C. Trapote 2
- Albert Clavaguera 2
- Miguel Ángel Calero 1
- Juan Diego Galván Candela 4
- Raúl Sánchez Salguero 5
- Santiago Giralt 3
- Blas Valero-Garcés 1
- 1 Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC)
-
2
Universitat de Barcelona
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- 3 Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera” (ICTJA-CSIC)
- 4 Swiss Federal Research Institute for Forest Snow and Landscape
-
5
Universidad Pablo de Olavide
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Editorial: Organismo Autónomo de Parques Nacionales ; Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino
ISBN: 978-84-8014-898-6
Año de publicación: 2016
Páginas: 141-156
Tipo: Capítulo de Libro
Resumen
Reconstruir la historia de los bosques ayuda a planificar su gestión futura bajo escenarios climáticos y de uso muy diferentes de los pasados. Presentamos resultados aplicando esta idea a los bosques pirenaicos, combinando la paleoecología y la dendrocronología. La paleoecología permitió cuantificar la variabilidad local y regional del clima y el paisaje forestal durante los últimos 700 años (incluida la pequeña edad de hielo, PEH) analizando los sedimentos lacustres, las diatomeas y el polen de sondeos tomados en Sant Maurici y Bassa Nera, Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, Pirineos centrales. La dendrocronología permitió reconstruir la estructura de edades de bosques pirenaicos y de zonas próximas del nordeste de la Península Ibérica de pino negro (Pinus uncinata) y abeto(Abies alba) y proyectar su crecimiento radial y el de pino albar (Pinus sylvestris) en función de escenarios climáticos del s. XXI. En términos de vegetación y paisaje, el cambio más importante se observó a comienzos de la PEH cuando se detectó un descenso de los pisos de vegetación en Bassa Nera. Las estructuras de edades de pino negro y abeto muestran fluctuaciones que no responden a la temperatura. El pino negro puede alcanzar edades máximas de 800-1000 años, mientras que el abeto alcanza unos400 años de longevidad. La estructura de edades del abeto indica una regeneración intensa. Los modelos de crecimiento sugieren que el calentamiento climático puede favorecer el crecimiento de bosques de pino negro limitados por bajas temperaturas, pero también podría conducir a un menor crecimiento de los abetales limitados por el déficit hídrico al final del verano. No obstante, cualquier modelo de la dinámica forestal futura debería considerar la expresión local de los cambios climáticos y de uso como principales motores de la historia de los bosques pirenaicos.