Ingesta y situación nutricional de la población adulta española en relación al Yodo

  1. MUÑOZ DEL CAZ, ALBA
Dirigida por:
  1. Liliana G. González Rodríguez Director/a
  2. Ana María López Sobaler Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 28 de marzo de 2022

Tribunal:
  1. Rosa María Ortega Anta Presidente/a
  2. Laura Mª Bermejo López Secretario/a
  3. Esther Cuadrado Soto Vocal
  4. J. M. Perea Vocal
  5. Carmen Valverde Diez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El yodo es uno de los nutrientes fundamentales para el correcto funcionamiento del cuerpo humano, ya que es un elemento imprescindible para la síntesis de las hormonas tiroideas las cuales regulan la mayoría de los procesos metabólicos del organismo. El yodo no se puede sintetizar en el organismo por lo que es necesario el aporte externo a través de la alimentación para obtener la cantidad necesaria para cubrir las necesidades por parte de la glándula tiroides. Tanto un aporte deficitario como excesivo de yodo puede causar alteraciones en la función de la glándula tiroidea, por ello, es necesario conocer la ingesta y el estado nutricional en yodo de la población de un país. España es un país yodosuficiente desde 2003 pero no se realizan controles periódicos para valorar las posibles variaciones en el estado nutricional y de la población y así poder poner en marcha estrategias de salud pública que prevengan esas alteraciones. El objetivo de este trabajo es evaluar y analizar la situación nutricional en yodo en una muestra representativa de la población adulta española, así como identificar las principales fuentes alimentarias de yodo. Se ha estudiado un colectivo de 418 adultos entre 18 y 60 años, representativo de la población española. Para conocer la ingesta de yodo se realizó un estudio dietético mediante un ¿recuerdo de 24 horas¿ aplicado en dos días consecutivos, también se obtuvo una muestra de orina de primera hora de la mañana y se analizó su contenido en yodo. Además, se obtuvieron datos personales, sanitarios, sociodemográficos, de actividad física y de hábitos en relación al consumo de sal mediante cuestionarios diseñados para tal propósito. La ingesta habitual (desviación estándar) de yodo fue de 146,5 (69,1) mcg/día, y se encuentra por encima del requerimiento medio estimado que establece el Instituto de Medicina de Estados Unidos (95 mcg/día), siendo superior la ingesta en hombres que, en mujeres. También la población de mayor edad (45-60 años) realizó una ingesta superior de yodo que el grupo de menor edad (18-30 años). La población que tuvo una ingesta superior de yodo cubrió mejor las ingestas recomendadas de vitaminas y minerales y tuvieron una mejor calidad de la dieta utilizando el Índice de Alimentación Saludable. Las principales fuentes alimentarias que se detectaron en nuestra población fueron los derivados lácteos, sobre todo la leche, pescados y mariscos. La mediana (P25-P75) de yoduria en orina puntual fue de 174 (111-287) mcg/L y no se observaron diferencias estadísticamente significativas en función del sexo. Por último, al evaluar los hábitos del consumo de la sal, se obtuvo que sólo un 45,1% de la población consume sal yodada. A la luz de estos resultados podemos concluir que la ingesta de yodo por parte de la población de estudio es adecuada y que el estado nutricional con respecto al yodo, utilizando los datos de yoduria es un estado nutricional óptimo. El dato de consumo de sal yodada es inferior a lo indicado por la Organización Mundial de la Salud que estipula que el consumo de sal yodada en los hogares debe ser superior al 90% para considerar la virtual erradicación de los trastornos por deficiencia de yodo. A pesar de que los datos obtenidos son satisfactorios, hay que incidir en la problemática que puede causar una ingesta inadecuada de yodo e incentivar al consumo de sal yodada por parte de la población. En España no existe un programa de salud pública que se encargue del análisis y control del estado nutricional en yodo de la población, y es necesario para poder establecer estrategias que puedan paliar o prevenir las consecuencias derivadas de un consumo deficitario o excesivo.