Conceptualización y práctica de la argumentación no verbalUn enfoque desde la racionalidad acotada

  1. SÁNCHEZ ÁLVAREZ, DIONISIO JAVIER
Dirigida por:
  1. José Francisco Álvarez Álvarez Director/a

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 12 de julio de 2023

Tribunal:
  1. Jesús Alcolea Banegas Presidente/a
  2. Cristina Corredor Lanas Secretaria
  3. Paula Olmos Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 820498 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

El objetivo de esta investigación filosófica sobre el papel de la racionalidad en la argumentación multimodal es demostrar que, si la argumentación es sinónimo de razonamiento, o, dicho de otro modo, es la manifestación pública del razonamiento, entonces, la argumentación dependerá de las funciones heurísticas que produce el proceso de una representación mental para que se pueda justificar. Un razonamiento multimodal sería todo el proceso que transforma un estímulo en otra representación compleja mediante una inferencia, pero que se aprehende todo ese proceso como unidad singular. Este proceso solo se hace verbal al utilizar una tecnología cognitiva que la transforma en una secuencia estructurada adquirida. El marco teórico de la racionalidad acotada proporciona los fundamentos para la argumentación no verbal como un producto inferencial heurístico, y, como exteriorización de los símbolos que se utilizan dentro del argumento modal para crear significados. Las tres cualidades para definir y distinguir la racionalidad acotada son: que es limitada, que es heurística y que se orienta a conseguir o que se conforma con un final satisfactorio de las decisiones, al contrario que las teorías racionales tradicionales que buscan consistencia, maximización de la utilidad esperada y probabilidades de naturaleza bayesiana. La heurística de la racionalidad acotada corporizada surge de la posibilidad de la mente para hacer inferencias como una expresión del acoplamiento estructural de nuestro sistema orgánico, que es la condición de mantener las propiedades de la estructura celular. Para fundamentar el razonamiento heurístico en una acción intencional como consecuencia del efecto de un procesamiento cognitivo complejo debería otorgársele alguna de las características sustanciales de la argumentación lingüística. Esa característica común que relaciona razonamiento y argumentación es la inferencia, necesaria para establecer la relación entre el acoplamiento cognitivo y la toma de decisiones. En un modo discursivo retórico, donde no hay posibilidad de respuesta inmediata por la audiencia, no hay un intercambio verbal continuo en forma de respuesta o de pregunta con el proponente, pero, como el caso del efecto emocional que produce una pieza de arte, la respuesta es una cuestión de tiempo. Sin embargo, para que el discurso retórico sea efectivo, el receptor de ese mensaje es el agente activo, lo debe interiorizar; la asimilación del mensaje debería conllevar una reflexión, y a la reflexión sucede una divulgación de las ideas adquiridas, en forma de acciones o de interacciones discursivas. No es inmediata, pero se puede dar. No es una interacción con el proponente, pero no es necesaria para crear un espacio discursivo y una argumentación efectiva. En la teoría de la argumentación una forma de aceptabilidad se da proporcionando toda clase de evidencias que incremente la fiabilidad del mensaje u ofreciendo razones que el receptor cree en ellas y que está seguro de aceptar, de este modo, el razonamiento contribuye a la efectividad y la fiabilidad de la comunicación permitiendo a los comunicadores argumentar y evaluar los argumentos. Esto lo vemos en el uso de explicaciones y conclusiones en algunos artículos científicos, pero con soporte multimodal como razones explicativas. La forma en que los humanos calibran todos estos mecanismos cognitivos consiste en comprobar la coherencia de lo que se comunica en función del conocimiento acumulado. Por eso el objetivo del proceso indagatorio de la argumentación está dirigido hacia alguna clase de conclusión estable, es decir, hacia la construcción de un conocimiento. A partir de una situación de incertidumbre, desde que se produce el estímulo, hay un proceso para llegar a una determinación de la solución y obtener, finalmente, una situación conclusiva que se aprehende como un todo unificado o unidad singular, que llamamos conocimiento. En definitiva, nos encontramos con que las diferencias cognitivas entre un sistema simbólico verbal y otro no verbal estarían, en el primero, en la necesidad de elaborar un patrón de la secuencia de símbolos en el sistema simbólico de las palabras, mientras que en la segunda nuestro procesamiento del valor de conocimiento no requiere de una secuenciación de la expresión para componer el orden semántico del sistema simbólico, sino que se adquiere como una unidad singular todo él. El cual adquiere un significado que no es verbalizado, si no se quiere. La discusión de la posibilidad y actualidad de la argumentación, en general, y de la multimodal, en particular, como un sistema complejo que requiere de una adaptación a las condiciones de la interacción se ha centrado en aspectos semiótico-cognitivos de la racionalidad acotada corporizada. La habilidad de creación semiótica con la misma carga intencional que el lenguaje se delimita por las formas de apropiación de hábitos y establecimiento de patrones que favorecen la dinámica inferencial de la comunicación y el discurso al tratarlo como una unidad singular. La falta de acuerdo crea un desequilibrio en el espacio de interacción entre el revisor y el diseñador convirtiéndose, de nuevo, en un estímulo en la mente de la audiencia. Por tanto, la continua y flexible presión entre los estados mentales de los argumentadores multimodales necesita estabilizarse dando lugar a una serie de procedimientos repetidos y de modelos de comportamiento, como grupo de elementos combinados para formar un todo cuyas interacciones contribuyen a un mismo objetivo, que es la resolución razonable de la discusión. En definitiva, los argumentos multimodales se distinguen de los argumentos verbales por las diferencias de interacción e interpretación de las expresiones argumentativas entre el emisor y el receptor debido a un problema de consenso en la decodificación entre el público no iniciado, pero cuando el mensaje se desenvuelve en un contexto en que tanto el emisor como la audiencia conocen los códigos se produce una transmisión de expresiones discursivas tan válidas como las expresiones verbales. En cualquiera de los casos, la respuesta depende de nuestra capacidad para reconocer los patrones observados en nuestra realidad existencial adaptados en unidades heurísticas que tenemos que recuperar de la memoria. La inferencia heurística, en estos ejercicios de multimodalidad, se puede ver como la relación ostensivo-inferencial del discurso de los signos semióticos con su efecto cognitivo, o bien como un flujo de estados mentales entre los participantes en el espacio de interacción argumentativa, por la aportación de conocimiento que un agente argumentador provoca en otro.