Oltre la rovina. Il progetto contemporaneo in ambito archeologico
- Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría Director
- Francesco Cellini Co-director
Defence university: Universidad de Valladolid
Fecha de defensa: 30 October 2013
- Eduardo Miguel González Fraile Chair
- Ramón Rodríguez Llera Secretary
- Luigi Franciosini Committee member
- Stefano Gizzi Committee member
- Pedro Alarcão Committee member
Type: Thesis
Abstract
INTRODUCCIÓN Las materias relacionadas con la disciplina de la Restauración han adquirido un protagonismo importante en la cultura actual. En el contexto de la Arquitectura, la discusión abarca una gran diversidad de enfoques y argumentos, convirtiéndose en punto central del debate contemporáneo, aceptado y reconocido no sólo por los especialistas de dicho sector , sino por la propia sociedad que demuestra un interés cada vez mayor por nuestro patrimonio cultural. Esta Sociedad, sensibilizada con el legado material, se considera como el receptor principal de cualquier acción realizada sobre el mismo y, por tanto, interlocutor privilegiado en la compleja dialéctica entre el especialista, el objeto de intervención y el propio usuario. En la actualidad, resulta imprescindible reconsiderar algunos aspectos del debate en la medida que el legado arqueológico y especialmente los yacimientos han despertado un interés especial dentro de las actividades propias de una cultura que considera indispensable la comprensión de su pasado para entender el presente y proyectar el futuro. La sociedad que había asumido el valor de los bienes muebles ¿ que hay que conservar y custodiar ¿ así como los inmuebles ¿ el monumento que hay que experimentar y disfrutar ¿ ha puesto la mira sobre el patrimonio inmueble material fragmentado e incompleto, el yacimiento arqueológico, convirtiéndose en objeto principal del debate en temas de restauración. Dada la dificultad de comprensión que conlleva por parte del ciudadano, el discurso sobre su salvaguarda no puede obviar el hecho de que parte de la intervención sobre el yacimiento arqueológico tiene que ayudar a su comprensión y que por lo tanto se debe de entender no solo desde el punto de vista de su elemental protección física. El proyecto de arquitectura, por tanto adquiere un protagonismo esencial. A raíz de estas consideraciones, no podemos obviar las cuestiones que este cambio de actitud implica dentro de la propia disciplina, a la que evidentemente no podemos seguir refiriéndonos exclusivamente en los términos de ¿restauración¿ y ¿conservación¿ de los bienes arqueológicos. Este trabajo ¿ partiendo de una primera identificación del denominado "patrimonio cultural", de sus elementos propios y de la intención proyectual de la que históricamente ha sido objeto ¿ se propone investigar estos cambios, con especial atención al actual debate europeo, que nos ha aportado, en los últimos veinte años, una amplia variedad de intervenciones en sitios arqueológicos, tanto desde el estudio y análisis, como de su restauración y puesta en valor. El presente estudio consta de dos partes, siguiendo un análisis progresivo y profundizando desde la teoría a la investigación aplicada. En la primera parte se expone históricamente el argumento, analizando las características de la llamada "restauración arqueológica", su objeto de estudio y el sistema dual al que remontan la génesis y la evolución de la disciplina. Una vez definido el contexto se analizan, en positivo y negativo, dos proyectos de "restauración arqueológica" que se consideran ejemplos extremos de los métodos empleados hoy en día, revelando pautas desde el punto de vista teórico y práctico y planteando finalmente sistemas alternativos de acercamiento a los restos arqueológicos en su carácter de ruina arquitectónica. Se introduce de esta forma la cuestión planteada por el proyecto arquitectónico, cuya presencia en el ámbito de la arqueología se demuestra y argumenta dentro de la segunda parte de la investigación, ciñéndonos al papel de la arquitectura y a las finalidades de la intervención sobre los restos arqueológicos respecto a la disciplina del proyecto. Esta segunda parte radica en la propia investigación aplicada, con la identificación y el estudio ¿ de manera comparativa y transversal ¿ de los mecanismos de análisis de la ruina actualmente en uso. El estudio se materializa mediante una serie de proyectos construidos sobre los yacimientos arqueológicos, que debido a sus soluciones planteadas, surgen como una referencia cultural en el ámbito de la arquitectura, abarcando temas que van desde la permeabilidad de la arquitectura hasta el contexto urbano, pasando por la definición tanto del lugar como del espacio público. El análisis concluye con una reflexión sobre la capacidad del diseño arquitectónico de generar memoria colectiva a través de la intervención en lo Antiguo, variando en función de la estrategia y objetivos aplicados, los contenidos en cada proyecto y ratificándose así la necesidad y relevancia del proyecto arquitectónico en el campo de la arqueología. CONTENIDO DE LA INVESTIGACIÓN A raíz de lo comentado, el tema principal del estudio reside en las diferentes formas de actuar en el paisaje arqueológico ¿ tanto urbano como extraurbano ¿ para su conservación y puesta en valor, poniendo la mirada en sus aspectos más arquitectónicos. En todas las discusiones disciplinares que abordan la intervención en el paisaje cultural y que entonces entre arqueología y arquitectura se manejan, la ruina tiene una presencia incuestionable, siendo el punto de partida de cada texto o estudio, mientras se deja de un lado el papel del proyecto arquitectónico. En esta investigación, al contrario, ambos elementos constituyen los principales objetos de estudio, que se van analizando en dos partes bien distintas para finalmente llegar a unas conclusiones comunes, considerándose la acción del proyecto un imprescindible momento de síntesis entre el objeto arquitectónico y el objeto arqueológico. La primera parte ¿ focalizada en los restos arqueológicos ¿ toma prestada una frase muy conocida de Chateaubriand para introducir el lector al estudio: Todo hombre tiene una secreta atracción hacia la ruina. Y lo cierto es que la ruina ejerce un encanto especial en la sociedad, por ser la suma de conceptos tan antitéticos como pasado y presente, fuerza de la naturaleza y acción del hombre, caducidad de la materia y oposición al paso del tiempo etcétera, llegando a ser proyección hacia el futuro. Es víctima del tiempo, pero también lo único que se le resiste y por lo tanto actúa como mediación entre la percepción del tiempo y del espacio, dimensiones entre las que oscila. Se mueve entre el descubrimiento de algo olvidado ¿ ese momento tan especial y de epifanía en el que de repente aparece algo del subsuelo, y no podemos parar de excavar ¿ y su proyección hacía el futuro, cuando decidimos que este legado hay que seguir trasmitiéndolo, por lo tanto hay que ponerlo en valor para devolverlo a la sociedad, que son las dos características que definen lo que es el patrimonio. Mas allá del encanto de la materia destruida y fragmentaria, hay que destacar otro aspecto relevante: la ruinas constituyen físicamente la parte residual de un todo, pero también figuran lo ausente, lo desaparecido, en términos de construcción arquitectónica. Esta ausencia hace que los restos arqueológicos sean materia de proyecto, en cuanto portadores de forma y materia posibles. Su potencialidad reside por lo tanto en contener en sí la arquitectura que un tiempo fueron, perdida pero todavía reconocible en sus pautas, cuya existencia está toda por re-inventar, en su sentido más etimológico de descubrir (de forma reiterada) por medio de una búsqueda. Este hecho se ha concretizado por parte de los arquitectos y de los arqueólogos de forma muy distinta a lo largo de los siglos, bien con restauraciones de tipo exclusivamente gráfico, como hacian los pensionnaires de la Academia francesa en Roma, bien con intervenciones en la propia materia de la ruina, con enfoques cada vez diferentes, que van desde la reconstrucción filológica hasta la no intervención arquitectónica. El análisis histórico de estas corrientes de la disciplina de la restauración en el campo de la arqueología ¿ que han ido constituyendo las diferentes Teorías, Cartas y Convenciones internacionales sobre el tema ¿ como también del significado de la ruina hoy en día han llevado a la determinación de algunos fallos en la practica actual. Es evidente que limitarse a la exclusiva conservación de la materia de la restos arqueológicos, sin ninguna intervención mas allá que en la determinación de las patologías y en la eliminación de sus causas, manteniendo la preexistencia en su status quo (como afirmaba Cesare Brandi), es una postura inactual porqué no explota la potencialidad contenida en la forma. Cada fragmento evoca el espacio arquitectónico de lo que este fragmento era: eso supone cuestiones de lenguaje y expresión que superan de mucho la simple consolidación. En el dialogo del arquitecto con lo que queda y lo que falta, es decir la forma espacial que la ruina contiene, reside su actualidad, que poco tiene a que ver con la pura contemplación nostálgica a lo Ruskin y mucho más con el proyecto de arquitectura. Expuesto lo dicho, la segunda parte del estudio se centra sobre el proyecto de arquitectura, considerando cada intervención en lo existente como un hecho proyectual, cuya acción se considera como imprescindible momento de síntesis entre el objeto arquitectónico y el objeto arqueológico, que a través de la intervención contemporánea vuelve a cobrar significado. El primer punto consiste en el definir los aspectos arquitectónicos de la ruina arqueológica, cuyo ámbito pertenece de derecho a partir de su excavación: es el momento en el que la arqueología pasa a ser arquitectura, por su incorporación al lugar. Toda intervención material supone una transformación espacial, que da a la ruina un nuevo contenido, generando arquitectura. El hecho de excavar, substrayendo capas, modifica las relaciones espaciales y la morfología urbana anterior a su descubrimiento y no termina en la obra de conocimiento que la ha promovido. Pues, genera nuevos documentos ¿ es cierto ¿ pero también nuevas formas que por su naturaleza pertenencia a la ciudad contemporánea, cambiando las relaciones entre las partes. Genera, por lo tanto, monumentos (que son lugares): la materia de estudio se trasforma en materia de la arquitectura, suponiendo una trasformación del lugar que implica nuevas huellas, signos en el paisaje, y la creación de nuevas relaciones entre partes que nunca han coexistido hasta entonces. Ninguna intervención puede ser neutral: cada una supone una planificación previa y por lo tanto la sensibilidad del arquitecto, que tiene que enfrentarse a huellas arqueológicas muy diferentes por aspecto, contesto y proveniencia, que necesitan la capacitad de confrontarse con lo tangible y lo intangible, construyendo relaciones tanto temporales cuanto culturales por medio de una adecuada reformulación del espacio. La arquitectura se caracteriza por responder a especificas exigencias colectivas, materiales e inmateriales: la primera de ellas es la re-apropiación de los lugares, de los que recibe (por medio de una lectura critica e de recualificación de la realidad y de su memoria) los aspectos mas auténticos para reactivarlos en el presente. A raíz de estas reflexiones, se reconoce en el proyecto de restauración una nueva e original fase de vida de la ruina y en la composición arquitectónica la herramienta fundamental de interpretación de lo existente y de la construcción de una nueva unidad arquitectónica. Proteger, comprender y poner en valor son los objetivos de toda intervención en lo antiguo, pero el como no está muy claro ¿ pues cada respuesta se ciñe la investigación, sendas condicionándose mutuamente. La exposición de los fragmento en su totalidad, sin enfocar hacia una lectura especifica, no ayuda porqué la imagen generada es confusa y por lo tanto inefectiva a la hora de transmitir la memoria y necesita una acción que la haga reconocible. Por consiguiente, no existe una sola forma de proteger los restos arqueológicos, sino tantas formas cuantas son las ruinas, generando un conjunto de acciones proyectuales que vuelven a definir las relaciones con lo urbano o lo paisajístico y responden a un objetivo. El Arquitecto, en este sentido, actúa de interprete, permitiendo con su obra la legibilidad de los restos arqueológicos. Revelar relaciones en el estado previo incomprensibles, dar pautas al visitante que le ayuden a entender, mostrar argumentos escondidos: la mediación operada por el arquitecto es imprescindible y exclusivamente por medio de su interpretación, a través del proyecto arquitectónico, se consigue acercar la colectividad al bien. Para que esto sea posible, loa arquitectos múltiples estrategias proyectuales, motivadas por un amplio sistema de variantes (preexistencia, medio ambiental, vínculos normativos, necesidades de uso etc) que hacen que cada proyecto sea único. La relación entre antiguo y nuevo cambia según el significado cultural que se atribuye a lo existente que a las intenciones del autor, pero incluso así se pueden individuar unas directrices que permiten agrupar las intervenciones según la acción principal que las caracteriza, pudiéndose así estudiarse de manera trasversal para sacar conclusiones e indicaciones útiles al día de mañana. Cada respuesta del arquitecto quiere ampliar el significado de los lugares interactuando con la ciudad y el paisaje buscando un nuevo sentido para la ruina misma. El proyecto se configura por lo tanto como un conjunto de acciones adicionales coherentes con lo arqueológico y finalizadas a crear una nueva y orgánica unidad formal. La parte experimental de la investigación individua, por lo tanto, unas respuestas comunes a las necesidades del proyecto ¿ unos mecanismos ¿ en la forma en la que se decide reactivar las relaciones interrumpidas entre las arqueologías, sus espacios y la memorias con las que cargan y de las que son monito y que se relatan a continuación. Recorrer lo Antiguo El desarrollo de un eficaz sistema de visita representa el principal mecanismo arquitectónico utilizado para la puesta en valor y musealización de yacimientos arqueológicos. El itinerario planteado por el arquitecto guía el espectador en una promenade obligada que le conduce dentro del propio yacimiento según un recorrido/narración ¿ hecho por partes arqueológicas ¿ que a la vez facilita la conservación, impidiendo un uso indistinto del sitio. La creación de unos recorridos de visita que permitan su accesibilidad y disfrute, facilita a la vez la comprensión de los restos arqueológicos en el momento en el que esos recorridos activan una serie de relaciones espaciales y visuales entre ellos (por medio del acercamiento, el alejamiento, el detenerse etc). El añadido de nuevos elementos como las pasarelas se asocia a un tratamiento de las superficies de los pavimentos existentes, sobre todo con la finalidad de aclarar recintos y perímetros de estancias, aclarando de esa forma la lectura en planta de los restos. En general, a cada material se suele asociar un espacio, una acción o una función completa, para que sea fácilmente comprendido por los usuarios. Envolver lo Antiguo Respecto al tema de los recorridos, sobre todo en contextos muy amplios y abiertos, extraurbanos, es también imprescindible complemento de otras estrategias, como la del envolver la ruina. Se trata del tema del contenedor, muy desarrollado en la musealización no solo de yacimientos arqueológicos. La protección envuelve, contiene la preexistencia arqueológica y mantiene con ella un diálogo por medio de la superposición de un nuevo volumen, una nueva tectónica que es filtro entre la ruina y su medio ambiental, su contexto físico y social, generando cuestiones muy propias de la arquitectura conexas al tema de la permeabilidad (interno - externo iluminación). Proteger lo Antiguo El contenedor representa la evolución de la madre de todas las estrategias de intervención en lo arqueológico, es decir la acción del proteger, que se realiza por medio de la cubierta, que se utiliza desde épocas insospechadas para que las acciones del tiempo y del hombre no destruyan algo que se considera significativo y merecedor de ser transmitido a la posteridad. Las cubiertas se realizan a partir de la proyección de los parterres arqueológicos, mosaicos de valor, o restos de frescos y pinturas. Entre ellas, son muy interesantes los casos en los que actúan como protección de los restos y al mismo tiempo como suelo de la ciudad contemporánea, con todo lo que esto implica en términos de reconfiguración del espacio urbano. Se genera un cortocircuito temporal donde se concentran en un mismo lugar múltiples épocas y usos y el arquitecto tiene que encontrar los mecanismos para que los restos protegidos puedan convivir con la contemporaneidad que tiene lugar sobre ellos, en su capa superior. Reconfigurar lo Antiguo Esta categoría reúne proyectos que permiten la reproposición arquitectónica de los elementos, considerando los valores espaciales de los restos arqueológicos su máxima virtud, la cual estiman oportuno reconfigurar. Las intervenciones de este área se caracterizan por una profunda interpretación de los restos, que se investigan por medio de la composición arquitectónica (sus reglas son válidas tanto en aquel entonces como ahora) que permite leer los restos y encontrar la forma adecuada de transmisión de los mismos para que la colectividad pueda comprenderlos. Por ello, una de las características es la selección preventiva del dato arqueológico a transmitir. La ruina se reconfigura como el conjunto de elementos espaciales y perceptivos que era y no así como restos descontextualizados. Esto se realiza de forma más ligera o contundente, pero siempre apoyándose en la reversibilidad y reconocibilidad de lo añadido, que comparte los mismos valores y pautas espaciales con lo antiguo pero no el mismo lenguaje expresivo. Ceñirse a lo Antiguo Estas intervenciones desarrollan un papel peculiar donde el bien arqueológico es envuelto en un contenedor muy valioso, un edificio histórico que se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo englobando la ruina de una o más fases anteriores. En estos casos el edificio lleva impresas todas sus fases constructivas estratificadas y la arquitectura superpuesta es igual de valiosa que la antigua, aunque poco comprensible por todas las transformaciones ocurridas, muchas veces violentas. El papel del arquitecto es reconectar esas partes, incluyendo lo arqueológico, en un cuento estratigráfico, que recupere todas las trasformaciones del edificio. Un palimpsesto de las muchas memorias arquitectónicas y a la vez arqueológicas de los lugares; alteraciones incluidas, tanto las naturales como las más traumáticas, que enmarca y elogia con su proyecto, que se pone come una huella más, en continuidad. A la hora de intervenir, es necesario dar un nuevo significado a estos estratos, que sólo lo nuevo puede volver a conectar, sin pretender purificar ni seleccionar las trazas, únicamente ofreciendo las herramientas para leerlas, revelándolas. CONCLUSIÓN La investigación demuestra y argumenta la presencia del proyecto de arquitectura en el ámbito de la arqueología, ciñéndose al papel de la arquitectura y a las finalidades de la intervención sobre los restos arqueológicos respecto a la disciplina del proyecto. Al análisis del estado actual de la cuestión ha seguido el planteamiento de sistemas alternativos de acercamiento a los restos arqueológicos en su carácter de ruina arquitectónica, que finalmente nos ha permitido individuar una serie de proyectos construidos sobre los yacimientos arqueológicos y clasificarlos por sus soluciones planteadas, en relación el uno con el otro dentro de categorías especificas. La construcción de estas clases de intervención representa, de por sí, el primer resultado de la investigación: la estructura del estudio es parte ella misma del trabajo, expresando en la realidad sus conclusiones. De hecho, la originalidad del enfoque planteado ha necesitado la construcción de un sistema alternativo de estudio de la ruina, abarcando temas que van desde la permeabilidad de la arquitectura hasta el contexto urbano, pasando por la definición tanto del lugar como del espacio público, hasta ahora investigados solo de una forma parcial en el ámbito de la restauración arqueológica. Toda la producción científica existente, de hecho, se desarrolla con el enfoque de la ruina, y consecuentemente con las categorías de análisis de otras disciplinas (anastilosi, añadido, lacuna etc) pero no del proyecto, aunque en contextos arquitectónicos. Nuestra investigación, al contrario, destaca y ratifica la necesidad y relevancia del proyecto de arquitectura en el campo de la arqueología, que por primera vez se analiza de una forma transversal y metódica, enfocando el estudio en el área de la composición arquitectónica y no de la conservación de la ruina. Este aspecto de novedad representa, por tanto, el mayor logro. Las múltiples consideraciones sobre la ausencia, en la literatura de referencia, de algo parecido motivan de por sí la investigación, cuyos resultados pueden ser una aportación importante dentro de la disciplina, contribuyendo al desarrollo de la misma. Todo el ensayo crítico, en su conjunto, demuestra como proyecto de restauración y proyecto de arquitectura, por método y contenidos, tienen una coincidencia substancial, partiendo sendas disciplinas de un proceso de transformación que constituye la esencia de la arquitectura. El proyecto permite el dominio de la transformación espacial, uniendo materiales y hechos dispersos en el tiempo, a los que hay que integrar lo arqueológico, reconociendo y potenciando ¿ dentro de unas necesidades de protección, uso y puesta en valor ¿ los caracteres identificativos de cada lugar. Lo nuevo recoge y ordena las huellas de lo antiguo, y por medio de su signo descifra, transcribe y traduce la esencia del lugar, reconectando las partes, añadiendo significados y haciendo resaltar los restos arqueológicos como un sistema homogéneo en armonía con el contexto. El proyecto interrumpe un distanciamiento histórico sin perder los valores de las partes y añadiendo nuevos significados por medio del nuevo, que responde no solo al respecto de las huellas si no también a las necesidades de la contemporaneidad. Es fundamental por lo tanto que la tutela de lo antiguo se encauce dentro de operaciones más amplias que tengan a que ver con el lugar en sus distintas escalas, extendiendo la operación de conservación en términos físicos, espaciales y funcionales. De nada sirve el recinto arqueológico, que intenta extraer lo excavado de su contexto espacial y temporal, aislándolo. Al revés, hay que devolverlo a su entorno, creando nuevas relaciones y admitiendo su pertenencia a nuestro tiempo, facilitando su comprensión y uso. El estudio señala, finalmente, la arquitectura como puente entre los datos materiales y sus herederos ¿ la colectividad ¿ por medio del lugar, que es lo único que siguen teniendo en común. Las intervenciones en el paisaje arqueológico se configuran por lo tanto como maquinas de activación de la memoria que, utilizando mecanismos diferentes ¿ pero igual de efectivos ¿ según los casos, contribuye a la comprensión de lo antiguo, aunque ese pasado que revelan no es sólo lo ocurrido sino, en buena medida, un pasado creado por nosotros, moldeado controlando de forma selectiva lo que se considerara crucial olvidar y lo que se considera crucial mantener vivo, en cuanto depositario del valor social e cultural del bien patrimonial.